La situación que atraviesa la sanidad andaluza con los profesionales en pie de guerra alertando y exigiendo mejoras no solo afecta a los usuarios, sino al colectivo de enfermeros y médicos. Estos días la Junta de Andalucía ha hecho públicos los datos de agresiones que sufrió el colectivo el pasado año. El registro incluido en el Plan de Prevención y Atención de Agresiones para los Profesionales del Sistema Sanitario Público de Andalucía contabilizó 128 agresiones a estos trabajadores en la provincia de Jaén, lo que supone un incremento con respecto al año anterior, cuando fueron 90. Hay que hacer un llamamiento a todos los ciudadanos para que comprendan que los primeros que sufren las consecuencias de los recortes y del estado de las instalaciones en nuestra provincia y en toda la Comunidad, como ayer se demostró nuevamente en Linares, son quienes se dedican a la sanidad pública, que merecen todo el respeto y la consideración por parte de los enfermos y de los familiares. Es más, hay que romper una lanza por todos ellos y por la profesionalidad con la que están desarrollando su labor, a pesar de las dificultades y de la crispación que determinadas situaciones generan en los usuarios y muchas veces entre su colectivo. No añadamos más leña al fuego porque el mayor capital que tiene nuestra sanidad son sus trabajadores.
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