Hace año y medio se reunía el grupo siete de trabajo del Plan Estratégico de la provincia de Jaén, en el que están representadas todas las administraciones. Entre los acuerdos alcanzados sonrojaba comprobar cómo quienes deben impulsar y ejecutar las obras de infraestructuras de la provincia no solo no lo hacen, sino que se lo reclaman a ellos mismos desde una mesa estratégica que lleva décadas apuntando la necesidad y la urgencia de algunos de esos proyectos. Ahora, según los datos de la propia Oficina del Plan Estratégico, las estaciones de tren de la provincia han perdido casi 100.000 viajeros en los últimos seis años, sin que se haya avanzado un ápice en dos de los acuerdos alcanzados en la citada reunión del grupo siete. Uno de ellos era la conexión de Jaén con Granada, recogida en 2014 en el POTAU y de la que no hay ni una sola noticia. Con el intercambiador de Alcolea en barbecho y con la Alta Velocidad inmersa en los cuidados paliativos, a pesar del humo que vende el Gobierno central, y con el corredor central cada vez más lejos, las cifras de pasajeros continúan descendiendo y lo seguirán haciendo, hasta que no se articule de una vez una conexión rápida hacia Granada o Córdoba, para poder, al menos, enlazar con el siglo XXI.
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