Siempre hemos defendido que la solución al lamentable estado de suciedad de la ciudad no era simple y que era necesario, primero, que los vecinos dejaran de usar la vía pública como un estercolero, segundo, una mayor calidad en el servicio de limpieza, sobre todo en algunas zonas a las que apenas se llegaba, y tercero, sanciones que, mientras llegara la concienciación cívica de los vecinos, dejaran claro que no ha lugar a la impunidad. Pues bien, parece ser que el alcalde y su equipo de Gobierno han cogido el toro por los cuernos de una vez y a través de un bando municipal (que deberían ser mucho más frecuentes) han declarado la guerra a las cacas de los perros, con sanciones a sus dueños, y a los propietarios privados de las decenas de solares abandonados convertidos en basureros y llenos de maleza, instándoles a que los limpien antes del 1 de junio, no solo para mejorar la imagen de la ciudad, sino también por cuestiones de seguridad, habida cuenta del elevado número de incendios del pasado año. Parece que algo ha cambiado en las últimas semanas, ya que se están poniendo remedio a situaciones que solo precisaban voluntad y un golpe en la mesa. Aplaudimos la nueva línea de actuación y esperamos que, con el esfuerzo de todos, pero sobre todo, del Ayuntamiento, salgamos pronto de este círculo vicioso en el que estábamos.
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