La Cámara de Comercio de Jaén se juega su futuro hoy en Sevilla en una reunión a cuatro bandas en la que de no prosperar algún tipo de acción que permita a la entidad afrontar los pagos pendientes, la convertiría en la primera de Andalucía en desaparecer. Después de haber perdido gran parte de su patrimonio inmobiliario, la deuda que mantiene con algunos trabajadores aún, tiene bloqueado cualquier tipo de maniobra que no pase por saldarla y para ello no queda otro remedio que hipotecarse más de lo que ya está con lo poco que le queda, el vivero del Polígono de los Olivares, para cuya operación sería preciso cambiar el uso del suelo, algo que el Ayuntamiento ha advertido en varias ocasiones que es ilegal. Sería triste que Jaén perdiera otra entidad más, como ya sucedió con el Mercado de Futuros del Aceite de Oliva, ante un doloroso y clamoroso silencio. Las Cámaras están tuteladas por la administración autonómica, pero desde que la entidad de Jaén entrara en desgracia, el único papel que ha jugado ha sido el de mediador. Todos los implicados deberían propiciar su continuidad de algún modo y fiscalizar sus ejercicios posteriores, en lugar de mirar a otro lado como sucedió durante años. No está el horno para muchos bollos más en Jaén.
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