Agustín Rodríguez lleva la mitad de su vida en el movimiento agrario. En 1989 se afilió a la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) –fundada en Jaén un año antes- y, en noviembre de 1993, accedió a la secretaría provincial de una organización que, hoy, con 12.000 afiliados en toda la provincia, nada tiene que ver con sus difíciles primeros años. “Recuerdo que tuve que poner 5.000 pesetas para que no nos cortaran el teléfono de nuestra primera sede”, indica Rodríguez, reelegido en el congreso del mes pasado y que desde 2003 lidera también la UPA en Andalucía.
Este olivarero de Baeza, de 53 años, ha sido, pues, testigo privilegiado de la evolución del sector agrario en una provincia que saca pecho cuando bate el récord de producción oleícola, como ocurrió el año pasado, o entra en depresión cuando la cosecha se desploma, como en esta campaña. “La gente se va del campo por la falta de rentabilidad en la agricultura y en la ganadería; hacen falta incentivos para el relevo generacional pero también para el cese de la actividad ya que los agricultores no pueden jubilarse por las exiguas pensiones que les quedan”.
Agustín Rodríguez empezó a fraguar su liderazgo dentro de la UPA a finales de los años noventa en las movilizaciones por la antigua OCM. Ahora esas siglas se han convertido en la PAC, la Política Agraria Común, de la que dependen cada año más de 400 millones de ayudas al olivar jiennense. Rodríguez cree que se ha puesto demasiado el acento en las ayudas y no en los precios, por donde llega el 70% de la renta de los agricultores. “La PAC ha sido un auténtico fracaso en las ayudas (Jaén pierde más de 40 millones al año) y una oportunidad perdida, pues la parte más importante son los precios y al final el debate se ha centrado en las subvenciones”. Sostiene el secretario de UPA que “la Agenda 2000 eliminó mecanismos de control de mercados y el desacoplamiento de las ayudas”. Y se pregunta: “Si el sentido de la PAC no es la producción para qué queremos una PAC”.
Para ilustrar la gravedad del problema de los precios, la UPA ofreció recientemente un dato que resulta demoledor para los intereses de los olivareros de Jaén: El peso de la producción asciende a 1.500 millones de euros, pero el diferencial que hay con el precio final de venta al público es de 3.400 millones. “Hemos perdido vía precios el doble de lo que perdemos por las ayudas”, se lamenta Rodríguez. La UPA reclama una Ley de la Cadena Alimentaria para el reequilibrio de los precios. Pero Agustín Rodríguez cree igualmente necesario avanzar en la concentración de la oferta, algo que encuentra no pocos obstáculos. “Hay una situación de inmovilismo que es difícil superar, es un modelo donde predominan los reinos de Taifas y la resistencia a dejar el poder de las cooperativas”, dice. Y añade que para superar esa situación es preciso “un cambio de mentalidad empresarial”, unido a una política de incentivos por parte de las Administraciones.
En Jaén, más del 90% del aceite de oliva que se produce se sigue comercializando a granel. “Es cierto que el enemigo lo tenemos en casa, pero al mismo tiempo hay que decir que necesitamos un reequilibrio de la cadena alimentaria, el mercado libre es una farsa”. Desde la UPA se ha impulsado el grupo aceitero Interóleo Picual, pero Rodríguez reconoce que el sector dejó escapar una oportunidad para hacerse con el control del gigante Deoleo, ahora en manos de un fondo de inversión británico. “Fue un sueño demasiado bonito que no pudo hacerse realidad por la premura de tiempo para cerrar la operación”, señala el secretario de UPA, muy crítico también con la escasa implicación del Ministerio de Agricultura. “Patrimonio Comunal Olivarero debería haber destinado parte de sus activos a entrar en Deoleo”.
Con todo, Agustín Rodríguez se muestra orgulloso de que “el olivar más productivo del mundo se encuentre en Jaén” y de que en los últimos 15 años se haya duplicado la producción, el consumo y la exportación. Por eso no quiere ni oír hablar de la reconversión del olivar que se propugna desde otras organizaciones, como Asaja. “En Jaén, el olivar superintensivo es inviable porque no habría agua para un millón de hectáreas”. Destaca también que el 50% del olivar de regadío está en Jaén, algo que ha favorecido que la provincia acapare el 42% de la producción oleícola nacional. El futuro, sostiene el líder de la UPA, pasa por las exportaciones (el consumo del aceite de oliva en todo el mundo apenas supone el 3% de las grasas vegetales). Y también por la calidad. “Hemos dado pasos de gigantes en los últimos años, hemos hecho una modernización sin precedentes y ya es cierto que los mejores aceites producidos son los de Jaén”. Aboga también por no bajar la guardia contra los fraudes en el etiquetado del aceite. “Hay engaños y permisividad, los mecanismos de control son muy suaves. La trazabilidad tiene que estar presente en las etiquetas. Lo que ocurre es que hay una política de intereses pura y dura de una parte del sector envasador que quiere una legislación light”, reflexiona el dirigente de UPA.
“UPA es una organización empresarial dentro de un sindicato”
No deja de ser curiosa la especial configuración de la UPA. “Es una organización profesional y empresarial agraria que nace dentro de un sindicato de clase [UGT], algo atípico, sin duda”, indica Agustín Rodríguez, que asiste con “tristeza” a la crisis en el seno del sindicato ugetista por el caso de los ERE. “Espero que esto se resuelva pronto, es una injusticia lo que se está haciendo con los sindicatos, y en especial con la UGT. Si alguien mete la mano, que se la corten, pero se está atacando a una organización y no a las personas responsables”.
Eso sí, apelando a la independencia jerárquica de la organización, Rodríguez deja claro que la UPA no se siente vinculada por la resolución de UGT de romper relaciones institucionales con la Junta de Andalucía. “No tenemos un problema de interlocución, apostamos por más interlocución si cabe, con los gobiernos del color que sean”.
La UPA tiene firmado en Andalucía un acuerdo de unidad de acción con la COAG, una alianza que, al menos por ahora, no acabará en fusión (cada organización mantiene su marca) porque para eso debería haber un acuerdo a escala nacional. “En Castilla-León y en Andalucía hemos dado un paso adelante las dos organizaciones, pero en otras regiones no lo ven así y apuestan por otro camino distinto, una unión de uniones de pequeños agricultores”. En materia de regadíos, la UPA tiene un acuerdo similar con Aprojaén y con Areda, dos asociaciones de regantes que han irrumpido con fuerza en los últimos años en el reparto de las concesiones a la agricultura de regadío.
Agustín Rodríguez admite una cierta desazón cuando dice que sus dos hijas le han dicho que venda los olivos, algo que, a su juicio, refleja el desapego de los jóvenes hacia el campo por su baja rentabilidad. Después de 21 años al frente de la UPA, Rodríguez no ve cercana su marcha. “Las ganas no las he bajado, y ahora tengo más experiencia si cabe”. Deja claro también que no ha tenido ambiciones políticas, aunque reconoce que ha sido tentado en varias ocasiones para dar el salto desde el campo a la arena política.
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