Primero fue su tío, después su padre, y ahora desde hace casi 35 años, es él, Francisco Ortega, el que está al frente de Confecciones Kikín. Cientos de prendas cuelgan del techo y se acumulan en los estantes, especialmente paquetería y ropa interior.
Una tienda que es casi una institución en la localidad y que no ha perdido ni un ápice de su ambiente, con los cambios, incluso de ubicación. El primer establecimiento se encontraba en la Puerta de Jaén, después se trasladó al interior de la antigua Plaza de Abastos, y a los soportales hasta acabar, en la antigua cantina, desde que se iniciaron las obras del teatro hace casi más de 14 años.
Kikín recuerda, y aún conserva, los vales con los que se compraba hace varias décadas, “entonces había poco dinero, más trampas y más vergüenza”, asegura Kikín. Con los vales, a pagar en 50 días se compraba de todo, horquillas para los moños, botijos, porcelanas, sartenes, botas y zapatillas para el campo, telas para la ropa de trabo. Y hasta que no se pagaba un vale no se servía más objetos.
Guía
La otra faceta de Kikín, más conocida por los devotos a la Virgen de la Cabeza, es la de guía, llevando a gente hasta el cerro andando. La primera vez fue con 16 años y ahora, con 62 continúa haciéndolo. Son muchas las personas que acuden a él cada año en distintas fechas para hacer el camino. No solo de Torredonjimeno, sino de los pueblos de alrededor, de la capital o fuera de la provincia.
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