En la mitad del camino se encuentra el Real Jaén del sueño por el ascenso. Necesita otros tres pasos más y el inmediato es el de mañana contra el Almería B en La Victoria a partir de las 19:00 horas. Un partido que ha tenido sus idas y venidas por el horario que el equipo almeriense aceptaba en principio por la hora y minutos después se desdecía de lo acordado en un principio a instancias de su entrenador, Alberto Lasarte. El informe de la Subdelegación del Gobierno que presentó el Real Jaén ante la RFAF confirmaba que jugar en domingo, con las elecciones y con la novillada que hay en la ciudad, era una temeridad porque no se podía establecer un dispositivo de seguridad para un partido que va a tener más de 10.000 espectadores en las gradas de La Victoria. El cambio de hora del Comité de Competición situó el partido a las 21:00 horas por el calor que está azotando la península y por el bien de los aficionados, pero una reclamación del Almería terminó con la decisión del Juez Único de Competición al colocar el partido en sábado y a las 19.00 horas, dado que las temperaturas van a sufrir una drástica bajada.
Parece así que el primer gol lo había metido Lasarte, pero la hora final del compromiso ha obligado al club almeriense a cambiar de hotel porque las habitaciones que tenía en el que había reservado no puede hacer uso de ellas a la hora que quería porque no hay suficientes para ofrecerles. Es lo que se suele decir de que el aparejo se le ha venido a la barriga. Pero más aún con la afición jiennense que va a atestar La Victoria. El ritmo de ventas de entradas es de tal calibre que parece que no se recuerda algo similar en la última década al menos. Una afición sufrida, que ama a sus colores y que sueña con tener a los suyos en la categoría que por historia le pertenece. Una afición a la que la hora y el posible sudor por el calor no le importa. Y una afición, que sí que va a marcar un gol doble antes del partido. Antológico es el mejor calificativo de lo que están sintiendo por sus jugadores y por el escudo del Real Jaén.
Pero el balón tiene que echar a rodar. Y habrá de por medio una auténtica batalla por la pelota como ya ocurriera el pasado domingo en el Power Horse Stadium de Almería. Allí se pudo ver que el Real Jaén sabe acelerar cuando lo necesita, que no pierde la compostura y que está capacitado para dejarse hasta la última gota de sangre en el último suspiro si es necesario. La ventaja sigue siendo de los blancos, que también han sufrido cuando algún matiz en su defensa se ha descompuesto, pero con el balón en los pies tienen la capacidad de herir, someter y superar a la juventud que tiene el Almería B.
Los de Lasarte tienen que salir a buscar el gol. El empate no les vale más que para llegar a una prórroga fratricida donde más que el físico tiene que aguantar la mente. La veteranía de los locales y las revoluciones que producen el aliento de la grada de La Victoria están del lado jiennense para ir midiendo y calibrando un partido que puede ser tan largo como el que se vivió contra el Torre del Mar, donde hubo final feliz y donde se pudo ver la seguridad de un Real Jaén que tiene capacidad suficiente para no tener que pasar por otro desierto en modo de prórroga, pero también está preparado para ellos si fuera necesario, porque lo que este equipo desea es devolverle a su afición todo lo que ellos les están dando.