Se encuentra en estado crítico de conservación y los expertos que participan en las excavaciones arqueológicas han lanzado un SOS a las administraciones
El castillo de Castro Ferral, el principal vestigio de la batalla de las Navas de Tolosa que permanece en pie, se encuentra en estado crítico de conservación y los expertos que participan en las excavaciones arqueológicas han lanzado un SOS a las administraciones para que actúen por su estado de ruina y el riesgo de derrumbe total de la fortaleza.
Declarado Bien de Interés Cultural, esta fortaleza jugó un papel vital en la contienda más importante de la Reconquista gracias a su ubicación estratégica, en el corazón del parque natural de Despeñaperros y zona de paso entre Andalucía y la Meseta, en la provincia de Jaén.
“Este castillo, o lo que queda de él, es el principal hito que se mantiene en pie de la batalla de las Navas de Tolosa y urge que las administraciones públicas se impliquen en su protección”, ha declarado a EFE Irene Montilla, profesora del área de Historia Medieval de la Universidad de Jaén (UJA).
Construido por los almohades, en los prolegómenos de la contienda y ante la huida de sus defensores fue tomado por las huestes de Alfonso VIII. Se cree que la retirada del ejército musulmán intentaba atraer a las tropas cristianas a una emboscada preparada en el Paso del Muradal.
El castillo sufrió importantes daños durante la construcción del cortafuegos a principios de los años noventa del siglo pasado en esta zona del parque natural de Despeñaperros.
“Cuando se hizo el cortafuegos, al hacerse remociones de tierra, se produjo un gran expolio de materiales, pues había gente que venía con sus detectores de metales a llevarse los materiales que habían quedado en superficie y que luego vendían al peso”, indica Irene Montilla, que ha dirigido las dos últimas excavaciones arqueológicas en el cerro del Ferral.
Sólo en la primera de las campañas se recogieron más de 5.000 piezas arqueológicas, entre clavos, herraduras y puntas de flecha procedentes de la batalla de las Navas, aunque la mayoría de los elementos hallados han sido contemporáneos y restos que han ido dejando todos los que han acudido a la zona en busca de metales preciosos.
Las excavaciones en Ferral, que están paralizadas a la espera de financiación para una nueva campaña, están aplicando una metodología similar a la desarrollada por los expertos en arte íbero en el estudio de la Batalla de Baécula, documentada en el municipio de Santo Tomé (Jaén).
Ferral era objetivo imprescindible para cualquier ejército que quisiera controlar el paso fronterizo y, de hecho, fue uno de los puntos estratégicos desde donde se inició la conquista del Alto Guadalquivir, según ha destacado el catedrático de Historia Medieval de la UJA Juan Carlos Castillo, que también participa en estas excavaciones.
Construido por los árabes, hoy apenas se conserva uno de los tres recintos de los que constaba: el núcleo central, de forma rectangular, en el que todavía se ven restos de lo que posiblemente fueron aljibes.
Del segundo de los recintos se conservan dos bastiones que, parece, protegían la entrada al castillo, mientras que la línea defensiva que formaba el tercero apenas si es ya apreciable.
La fortaleza está próxima al trazado de la primitiva Vía Augusta romana, y muy cerca de allí se conservan pinturas rupestres declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, o el Santuario del Collado de los Jardines o Cueva de los Muñecos, donde fueron hallados numerosos exvotos íberos de bronce.
Las excavaciones arqueológicas en Ferral están financiadas por la Junta de Andalucía y la Diputación de Jaén, además del grupo de investigación de Patrimonio Arqueológico de la UJA y el Ayuntamiento de Santa Elena (Jaén), que ha facilitado el personal para las excavaciones.
En el equipo se integran también Manuel Retuerce, de la Universidad Complutense, y Álvaro Soler del Campo, responsable de la Real Armería de Patrimonio Nacional.