No hay parón que frene la enorme dinámica de un Jaén Paraíso Interior FS que volvió a ganar en el regreso a la competición. Lo hizo por cero a tres y en casa de un UMA Antequera que se mostró impotente ante el buen nivel mostrado por los de Dani Rodríguez.
El Fernando Argüelles no es un pabellón en el que sea fácil jugar como visitante. Lo experimentó Jaén desde el inicio, teniendo dificultades a la hora de encontrar la portería contraria con cierta facilidad. Cierto es también que los amarillos no tardaron en hacerse con el control del partido y con la mayor parte de la posesión, sin que esta se tradujese en una sensación de peligro determinante.
Chino tuvo alguna y Michel también lo intentó en más de una ocasión encontrando el mismo premio que Alan: ninguno. Tuvo que Renato, con un disparo desde la media distancia y algo de fortuna en el rebote, el que abriese la lata. Un tanto que fue el único anotado en la primera parte, gracias en gran medida a que tanto Espíndola como Henrique (fueron alternando) echaron el candado a la meta jiennense.
En el inicio de la segunda mitad la dictadura del Jaén Paraíso Interior FS fue mucho más evidente. El cuadro antequerano no pudo más que dedicarse a resistir embestidas hasta que Alan Brandi abrió el cajón de sus mejores esencias. Levantó el balón y dio hasta tres toques sin que el balón cayese al suelo. El tercero fue para asistir a Chino quien, sin dejarla caer, la mandó a la jaula con el interior de la zurda. Un auténtico golazo para precipitar los 16 minutos que quedaban de encuentro.
Este se durmió lentamente en brazos amarillos sin que ocurriese gran cosa salvo lo que quiso el equipo jiennense. A poco menos de 10 minutos para el final Tete sacó el juego de cinco, alternando con Conejo como quinto hombre. Este cometió un clarísimo penalti sobre Alan que los trencillas no concedieron y que bien podría haber sido la puntilla.
También estuvieron Taborda y Espíndola a punto de sentenciar sin portero en la meta rival. No lo lograron y decidió arriesgar todavía más a falta de uno y medio para el final. Michel no perdonó en la primera que tuvo y en un balón suelto, regalo antequerano, hizo el tercero.
Justo después tuvo el cuarto en sus zapatillas pero se le escapó por exceso de relajación. Entendible está pues para entonces la Marea Amarilla, desplazada a tierras malagueñas, ya celebraba una nueva victoria de su equipo.
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