Un equipo de investigación del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC) ha probado con éxito dos enmiendas orgánicas que favorecen hasta un 50% más de retención de carbono en la tierra que los abonos tradicionales. Así, mejoran el ciclo de nutrientes para las plantas y evitan su emisión a la atmósfera. De este modo, los investigadores también contribuyen a la lucha contra el cambio climático.
Un equipo de investigación del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC) aplican dos abonos que aumentan la captura de CO2 en el suelo del olivar de secano. En concreto, los expertos trabajan con dos enmiendas orgánicas, una de restos de poda, leguminosas y alperujo, y otra con restos de poda y lodos de depuradora (biosólidos). Además, comprobaron que este segundo biofertilizante incrementaba hasta un 50% el secuestro de carbono, gas de efecto invernadero que, junto a otras emisiones liberadas en la atmósfera, produce el cambio climático.
Los investigadores midieron con técnicas analíticas cómo estos abonos, que duran más de dos años en la tierra tras su aplicación, evitaban la emisión de este gas efecto invernadero a la atmósfera. Además, estas enmiendas orgánicas contenían otros nutrientes como nitrógeno, fósforo y potasio, que favorecían al olivo y su producción.
“Con estos biofertilizantes, contribuimos a la lucha contra el cambio climático, aportamos alternativas baratas y sostenibles a los abonos tradicionales, que suelen ser más contaminantes. Además, favorecemos el crecimiento de nueva vegetación de cubierta en suelos semiáridos, que no reciben agua de riego”, explica a la Fundación Descubre la investigadora del IRNAS-CSIC Engracia Madejón.
Para comprobar la efectividad de los biofertilizantes, primero los aplicaron en el suelo de las parcelas. Luego, emplearon herramientas analíticas, como la resonancia magnética nuclear, para monitorizar cómo evolucionaba la composición química de las enmiendas orgánicas y del suelo. De este modo, ’escanearon’ la tierra para evaluar los niveles de carbono retenidos en el suelo.
Actualmente, se centran en el desarrollo de técnicas que permitan monitorizar cómo mejora la calidad del suelo de forma económica y sostenible. Además, analizan cómo los distintos tipos de olivar influyen en la emisión de gases efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2 ).
Abrevaderos contra la sequía
De otro lado, operarios municipales de Bedmar-Garciez se afanan estos días en la construcción de una veintena de abrevaderos artificiales destinados a mitigar la sed de la fauna salvaje de este municipio del Parque Natural Sierra Mágina, al tiempo que “para evitar los cuantiosos daños que estos animales provocan en los sistemas de riego por goteo que tiene el olivar, ya que en su búsqueda de agua, los animales roen y destrozan los gomeros del goteo instalado”, señalaba el alcalde de Bedmar-Garciez, Pablo Ruiz Amezcua.
Los abrevaderos que se están construyendo en posición de rampa de unos dos metros de largo y unos 90 cm de altura, se distribuirán estratégicamente por todo el término municipal, tanto en la zona sur del pueblo, más cercana al Parque Natural, como en la zona norte que linda con el término de Baeza y el río Guadalquivir, donde se encuentra la mayor plantación de olivar.
Comisión agricola
Ni siquiera en otras recientes épocas de sequía como la vivida en los años 1994 y 95, el Ayuntamiento ha tenido que colaborar con agricultores y cazadores de localidad en este asunto. Sí ha ocurrido en años anteriores que la propia sociedad de cazadores del pueblo o los agricultores a título particular han distribuido pequeños abrevaderos dirigidos a mitigar la sed de la caza menor.
En esta ocasión, la prolongada sequía y la los continuados daños en las gomas instaladas para el riego del olivar ha hecho que sea la propia Comisión Municipal de Agricultura, integrada por agricultores del pueblo junto al concejal del área, la que ha propuesto al Ayuntamiento que adopte esta medida para mitigar en parte el problema. Los abrevaderos que construye el Ayuntamiento van dirigidos a la fauna salvaje tanto de caza mayor como de caza menor.
No solo son los conejos, liebres, jinetas, hurones, garduñas o perdices los animales que podrán beber agua en estos pequeños estanques, sino que también podrán mitigar su sed la cabra montés, el jabalí, el zorro o el lince, que pueblan estas sierras del Parque Natural.
Especialmente los conejos y las liebres son las especies más dañinas para los gomeros, pero también se están viendo el jabalí o la cabra montés en medio de los olivares buscando el agua y destrozando las gomas del riego.
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