La repetida (ya casi manida) imagen de la ministra de Igualdad y primera dama de Podemos, Irene Montero, todo el día a cuestas con su bebé durante su jornada laboral demuestra un clasicismo propio del despotismo ilustrado y absolutamente impropio de la izquierda que dice representar. Ella, habitante de una gran casa a las afueras de Madrid con solo 32 años y un supuesto sueldo de no más de 3 veces el Salario Mínimo Interprofesional (que tú y yo sabemos que es mentira) alardea ante sus empleados de que ella sí puede estar todo el día con su bebé mientras su equipo, como el resto de mujeres y hombres de este país, se tienen que buscar la vida para que sus hijos queden atendidos mientras acuden a su puesto de trabajo.
¿Ésa es la conciliación y la igualdad de la mujer que nos propone Podemos y la izquierda? Señora ministra de Igualdad del Gobierno de España, consorte del vicepresidente segundo del Gobierno (igual de responsable de estas actitudes que ella al ser el padre de la criatura), le sobra clasismo y le falta respeto por los millones de padres, de madres que cada mañana (o cada tarde o cada noche) tienen que hacer malabares con sus hijos para poder asistir a su puesto de trabajo. ¿Acaso lo que nos quiere decir Irene Montero y Podemos es que ella es más que nadie o que ninguna otra madre?
Quizá sí, efectivamente, es más. Más chula y prepotente al pavonear de una situación que ningún otro padre o madre se puede permitir. ¿Acaso pueden una maestra, una enfermera, una taxista, una camarera, una funcionaria de prisiones, una agente de seguridad, una farmacéutica, una peluquera, una conductora (o cada uno de sus vertientes masculinos) acudir a su puesto de trabajo bebé en ristre?
La conciliación familiar y laboral es algo muy serio y que acarrea muchos problemas a todas las familias todos los días y usted, señora ministra, ha demostrado no tener capacidad, aptitud ni sentimiento para abordar esta cuestión que es uno de los principales retos de nuestro país de aquí en adelante.
España no puede permitirse tener (ni mucho menos pagar) una ministra que no esté en su puesto de trabajo a pleno rendimiento.
Conciliar es mucho más y para ser ministra de Igualdad bien que discrimina, bien que se publicita con una descarada desigualdad con respecto al resto de padres y madres de España.
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