Ca precandidata a competir en primarias socialistas Soraya García renunció el pasado lunes a seguir en batalla de los avales al considerar que no lograría los 1.400 necesarios para optar a la elección de secretaria general de su partido.
Fue la primera en salir al ruedo; anunció que se presentaba a través de un mensaje en Facebook y de WhatsApp a numerosos compañeros y compañeras de filas. Y lo hizo en pleno congreso del PSOE andaluz, para jugar con el factor sorpresa.
En esta ocasión, la famosa frase de quien da primero da dos veces no se ha cumplido y una de las alternativas que había logrado aglutinar a parte del sector “sanchista” en la provincia, a pesar de, como ella misma ha dicho, los bulos sobre su candidatura, se queda en el camino.
Garantiza que mantendrá neutralidad en el proceso aunque quizás, y si no está de acuerdo con la forma en la que se está desarrollando, debería pronunciarse.
Pero serán sus seguidores y aquellas personas que ya le habían avalado los que, probablemente, tengan ahora la llave del resultado ¿Se arrepienten ahora de no haber apoyado la iniciativa de bajar el número de avales para poder optar a la elección como propuso un sector del partido?
En la batalla por la Secretaría General quedan ya dos opciones. José Luis Ruiz Espejo, actual delegado del Gobierno de la Junta en Málaga, una persona trabajadora, seria y honesta, que fue “aclamado” en Facebook, de manera “espontánea” por la militancia, y al que quizás le pese un poco la identificación de su candidatura con los años recientes del partido en Málaga.
El segundo en la carrera es Rafael Fuentes, exportavoz municipal en la capital malagueña y exdelegado de Economía y Hacienda, que presentó su candidatura después de que el líder sanchista en la provincia, Ignacio López Cano, decidiera, con sentido común y responsabilidad, continuar trabajando en la ejecutiva federal, en la que es la cara visible de Málaga. ¿De saber que Soraya García renunciaría, el sector crítico habría elegido a otra persona para encabezar su candidatura?¿Por qué no hubo un acercamiento a tiempo entre el sector crítico? ¿Quién ha ganado con todo este “río revuelto”?
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