Hueste

A 114 colegas

Estamos ante el momento idóneo para ejercer el Periodismo. Nunca hubo tantas historias que contar, ni tantos puntos de vista necesarios.

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No entrarían en estas líneas los 114 nombres de los ya periodistas, que se graduaron el pasado viernes 15 de julio. Por eso me refiero a ellos como la promoción 2012-2016. Todos ellos comenzaron hace cuatro cursos sus estudios de Periodismo con el deseo de ver cumplido un sueño. Y la primera parte de éste terminó. Ahora empieza la vida del periodista en tiempo real, sin red.

Es verdad que la profesión no atraviesa su mejor momento. A la crisis económica y del modelo de negocio en las empresas informativas, se une la pérdida de credibilidad, probablemente lo peor para el llamado por García Márquez, el mejor oficio del mundo. A pesar de todo, en la actualidad, estamos ante el momento idóneo para ejercer el Periodismo. Nunca hubo tantas historias que contar, ni tantos puntos de vista necesarios, ni tantas posibilidades para hacerlo. Con un móvil y conexión a Internet es suficiente, pero no puede hacerlo cualquiera.

Muchos de estos jóvenes se enfrentan ahora a “su nueva realidad” con la incertidumbre de un mercado laboral, inmerso en el ensayo-error en los últimos tiempos. Pero en sus manos está la profesión más necesaria en democracia, y además esto ocurre en un momento histórico, si vemos los últimos acontecimientos.

Es posible que durante un tiempo, algunos expertos, gente que se supone que está capacitada para ello, le dirá que no están preparados para ejercer este oficio, pero ellos, y sus profesores, sabemos perfectamente que sí lo están. Algunos, incluso no tienen nada que envidiarle ni a los profesionales ni a sus profesores.

Su sueño se cumplirá si ponen todo el empeño en lograrlo y no pierden esa ilusión que han puesto durante estos cuatro años. Saben que el día que fracasen se abrirá una nueva puerta, que cada crisis será una nueva oportunidad. Lo conseguirán, aunque probablemente para ello tengan que especializarse en un campo que, cuando comenzaron a estudiar, ni existía.

Solo tendrán que seguir las reglas que ya dejó escritas Kapuscinski: capacidad de sacrificio, constante renovación de conocimientos, y abandonar cualquier pretensión de hacerse ricos con el periodismo. Y sobre todo, ser buenas personas, que lo son. Por eso, serán grandes periodistas. Mucha suerte.

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