Asumir cualquier tipo de responsabilidad requiere de un compromiso moral que implica una obligación que no muchos pueden asumir. Ser responsable requiere de un esfuerzo, de cualidades y capacidades para la tarea a desempeñar, donde las intenciones no deberían ser suficiente, por muy buenas que sean.
Desde dicha premisa, la responsabilidad debe asumirse desde el todo, siendo consciente de las consecuencias que acarrean las carencias para desarrollar dicha labor, sobre todo, cuando las negligencias que implican los errores tienen resultados negativos para el resto de los mortales. De una u otra manera, todos asumimos ciertas responsabilidades con y para la sociedad a lo largo de nuestra vida, y ahí es donde radica la esencia de esta carga, que viene impuesta de serie en nuestros genes y que implica un sobre esfuerzo con determinados peajes que se deben abonar con talones en blanco.
El hecho de asumir responsabilidades conlleva la toma de decisiones, que dependiendo de los roles tienen menor o mayor relevancia, pero no menor importancia. Las personas que asumimos dichos roles (en cualquier momento de nuestra vida) debemos ser conscientes de nuestras limitaciones, saber hasta dónde podemos llegar, pero sobre todo, cuándo cesar dicha tarea para evitar algún desastre. Ramona de Febres hablaba de la responsabilidad en el sentido de un compromiso social activo que dignifica a las personas, sin ese sentido de esclavitud, pero con el deber de asumir consecuencias y rendir cuentas personales, familiares, laborales y/o sociales.
Pero la mayor responsabilidad no está en el hecho de asumir determinadas acciones, más bien, en saber cuándo dejar de asumirlas. Esa debería ser la grandeza que deberíamos tomar de referencia y la verdadera esencia de dicho valor; ser responsable también implica dejar de serlo cuando la situación “te viene grande”. España debe asumir la friolera cantidad de 33.800 fallecidos por el coronavirus, un hecho que de forma directa o indirecta debemos asumir todos y cada uno de los españoles, pero sobre todo, los responsables de este país, que por voluntad propia han seguido al frente de una situación que, particularmente pienso, han carecido de capacidades para afrontar esta crisis y, aún así, ahí siguen, siendo responsables de este desastre que aún nos está costando vidas.
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