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Personal assistant: del éxito y las oportunidades

Nisha Ganatra repite la fórmula de ‘Late night’, diva frente a joven sacrificada con ambiciones, en esta amable comedia dramática: el primer estreno post covid

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El año pasado, la cineasta Nisha Ganatra debutaba en el largometraje con Late night, en la que Emma Thompson encarnaba a una popular y egocéntrica presentadora de televisión a la que la cadena busca relevo por cuestiones de audiencia y edad, mientras una de sus jóvenes y abnegadas guionistas se esfuerza por modernizar el formato del programa con nuevas y salvadoras ideas. Ahora, para su segundo trabajo, repite de nuevo la misma fórmula, aunque ambientada en el mundo de la música: la asistente personal de una diva del soul de mediana edad aspira a producir su próximo disco para relanzar una carrera que lleva más de una década viviendo de los éxitos del pasado. 

Tanto en uno como en otro caso, Ganatra reivindica cierta conciencia feminista para abordar un concepto tan universal como el del éxito, en el que las oportunidades son determinantes, pero mucho más el sacrificio y la entrega que lo hacen posible.

Pese a tan similar punto de partida, Personal Assistant se muestra más seria y ambiciosa que Late night, por encima de su vertiente cómica, aunque subraye el sentido humorístico que se extrae de la relación entre las dos protagonistas femeninas, una luminosa Dakota Johnson y su jefa, Tracee Ellis Ross, convertida en el gran descubrimiento de un filme en el que resultan inevitables las referencias a su madre en la vida real, la suprema Diana Ross. En este sentido, la película parece empeñada en forjar una personalidad propia que, aunque remita a la magnífica Begin again, logra brillar por momentos con su apasionada defensa de la música como impulso vital, que lo es también del talento artístico, y a partir de algunos diálogos cargados de autenticidad.

El intento, finalmente, se queda a mitad de camino. Ni es la comedia que marca el ritmo de sus minutos iniciales -la que puede que espere el público-, ni asume todas las consecuencias de la deriva dramática y romántica de sus personajes -a la que aspira cuando no hace uso del piloto automático-, hasta desembocar en un giro de guion prescindible que incide en la etiqueta definitiva que pesa sobre todo el conjunto, la de película amable.

Personal assistant es mejor de lo que aparenta, aunque no tan buena como quiere insinuar. Eso sí, pasará a la historia por ser el primer estreno de Hollywood  de la era post-covid.

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