Gareth Bale

Publicado: 24/06/2020
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Bale es de País de Gales y, como ha ocurrido con tantos futbolistas británicos, parece que no se ha adaptado ni a España ni al carácter español
Gareth Bale tiene apodo, ‘El Expreso de Cardiff’, como los grandes futbolistas de antes, desde Joaquín Peiró, ‘El Galgo de Cuatro Caminos’, a Alfredo Di Stéfano, ‘La Saeta Rubia’. Bale es un cabeceador imponente, su pegada asusta por su fuerza y precisión, tiene una enorme potencia en su fútbol y más velocidad, por ejemplo, que Cristiano Ronaldo. Pero Bale es un mal lector del juego. Tal vez por falta de afición –nunca de profesionalidad- a Bale le cuesta comprender las sutilezas del fútbol, más aún en un equipo, el Real Madrid, que permanentemente persigue la excelencia, la complejidad y el éxito. Bale vive desde hace meses un calvario en el Madrid y en Madrid, que se ha acentuado desde el retorno de LaLiga con una fuerte marginación en la alineación titular. Zinedine Zidane transmite la impresión de que no soporta a Bale, ni personal ni profesionalmente. El pasado agosto aseveró Zidane: “Si Bale se va mañana, mejor”. Cristóbal Soria, que fue delegado del Sevilla y del Recreativo, ha dicho: “Es un milagro que Zidane haya ganado tres Champions”. Quizás lleve razón.     

Bale es de País de Gales y, como ha ocurrido con tantos futbolistas británicos, parece que no se ha adaptado ni a España ni al carácter español. Aquí se le critican con fuerza incluso costumbres que suponen una virtud en un deportista profesional, como su tendencia a acostarse temprano, a no trasnochar nunca. Tampoco se soporta que rechace hacer vida social, que no acuda, o lo haga de mala gana, a las cenas o convivencias que convocan sus compañeros de equipo. Pero sobre todo se rechaza su gusto por practicar el golf. Bale se ha convertido en un golfista maldito. Y todo ello le ha conducido a tener la tristeza de un poeta romántico, como ha escrito Santiago Segurola. Pero cuando viste los colores de Gales, Bale se reconvierte en el jugador rompedor que es, además iluminado siempre por una sonrisa. Bale llevó a pulso a su selección al pasado Mundial, mientras reivindicaba su condición de ‘crack’ del fútbol. En el Madrid no gustó nada aquella pancarta que exhibió entre risas hace meses junto a sus compañeros de selección: ‘Gales, golf, Madrid’. Tampoco supone ninguna novedad. Cuentan que Victoria Beckham, la ex Spice Girls, exclamó cuando su marido jugaba en el Real Madrid: “España huele a ajo”. Británicos, en fin…

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