La Parroquia de la Asunción de Almonte (Huelva) y sus alrededores han sido este domingo escenario inusual de la Misa de Pentecostés, al impedir la crisis sanitaria la celebración de la romería y su desarrollo en El Real de la aldea de El Rocío, en presencia de todas las hermandades filiales, como es lo habitual.
Oficiada por el obispo de la Diócesis de Huelva, José Vilaplana Blasco, la misa ante el altar que preside la Virgen del Rocío, que se encuentra en Almonte desde el pasado agosto, se ha celebrado a puerta cerrada participando en ella miembros de la Junta Directiva de la Hermandad Matriz, así como algunos representantes institucionales de la provincia y ha sido cantada por el Coro de la Hermandad Matriz.
Asimismo ha podido ser seguida desde el exterior a través de megafonía, concitando esta posibilidad la presencia de decenas de fieles.
Vilaplana ha llamado a los miembros de la familia rociera a "vivir siempre como peregrinos del corazón, testigos del Evangelio, en un permanente Rocío de Luz".
Ha iniciado la homilía recordando lo que esta celebración hubiera sido habitualmente: "Otros años cuando iba a dirigidos estas palabras veía ante mi una multitud inmensa, llena de colorido y de personas provenientes de todas las partes del mundo que convertía el Real de la aldea en un templo hermoso; sin embargo, este año estamos en la parroquia de Almonte, con apenas decenas de personas".
Se ha dirigido a todos los que han seguido la misa a través de las redes sociales y de la televisión, a "los rocieros que están viviendo un Pentecostés singular, una peregrinación del corazón; no hemos podido convivir, pero sí pensar, añorar, rezar, recordar en nuestras casas, mirando más en nuestro interior, y ahí está siempre Ella mostrándonos a su hijo".
Tras recordar a los que han trabajado en primera fila durante la pandemia, ha llamado a los devotos a "cuidar el corazón porque es el núcleo de nuestra persona y a pedirle al Espíritu Santo que lo renueve y transforme".
Dicho esto, ha explicado las características que ha de tener un corazón renovado según los planes de Dios; ha de ser un corazón "agradecido, porque sabe que la vida es un regalo; solidario que sabe mirar a los otros como iguales y ayudarlos y un corazón creyente, que confía en Dios".
Al final de la homilía, se ha llevado a cabo la lectura del documento por el cual las hermandades filiales renuevan su compromiso con la Blanca Paloma y al término de la misa se ha procedido a abrir las puertas de la parroquia para poder ver a la Virgen, algo que desde el primer momento está generando colas.
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