Eutopía

Con la Iglesia hemos topado

Con este artículo, que nadie se rompa las vestiduras ni me solicite que pida perdón. Ya saben ustedes que quien esté libre de pecado que tire la primera piedra

Publicado: 10/09/2019 ·
12:43
· Actualizado: 10/09/2019 · 12:43
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Autor

Belén Ríos Vizcaíno

Belén Ríos es trabajadora Social. Profesora de la Universidad de Huelva.

Eutopía

Activista Feminista. Compañera partícipe de la Defensa de los Derechos Humanos y Movimientos LGTBIQ

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Con este artículo, que nadie se rompa las vestiduras ni me solicite que pida perdón. Ya saben ustedes que quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Así que, sin problema, asumo el calificativo que la Iglesia Católica me otorgó como “hija de Eva” y del que, a pesar de los sacramentos impuestos, no tengo remedio. Es decir, sería y soy una mujer “apedreada” por diferentes calificativos, supuestamente por discordancia con la No-Santa Institución Católica Romana y Apostólica. Desde la desaparición física de esa gran “persona”, llamada Jesús de Nazaret, y de sus seguidoras/es más fieles (el femenino es tan real como la provocación de algunos fans tradicionalistas del patriarcado) hubo quienes, de indigestión e hiperventilación de sus egos, pasaron de la fórmula inicial basada en la sencillez y la austeridad de las primeras comunidades cristianas. Ellos, como buenos visionarios, más centrados en la asfixiante y antievangélica doctrina de Pablo de Tarso que en la del propio nazareno, vieron la conveniencia de crear lo que yo entiendo como el primer y más duradero cigoto capitalista y extremadamente materialista, revestido con un aro religioso a la par que salvífico. En 21 siglos ha habido 266 Obispos de Roma (permítanme no llamarles “santo padre ni “sumo pontífice…”, sólo de escribirlo, me cansa). Salvo honrosas excepciones, como Juan XXIII, por su posicionamiento hacia la pobreza, el no belicismo, la defensa de la Paz mundial y el propulsor del Concilio Vaticano II. O también Juan Pablo I, al que llamaron el “Papa de la Sonrisa” y el “Papa de Septiembre”. Se supone que iba a darle un gran giro al entramado basándose en la “humildad”. Lo cierto es que la sonrisa sólo le duró 33 días y las explicaciones de su muerte son confusas y variopintas. Y ustedes se preguntarán: Belén, ¿dónde quieres ir a parar? Pues era una simple introducción para decirles que el Vaticano, que en su primera etimología significa “El canto del adivino” pasó a ser la “colina” o sede de una institución patriarcal, machista y desde mi punto de vista con cierta querencia hacia la misoginia y la persecución a la diversidad.  Lo del “adivino” le va que ni pintado, porque desde que se despojaron de “sandalias”, “túnica” y el “amor” y se pasaron a los “diezmos”, al “poder”, a la acumulación sin parangón de “patrimonio artístico y cultural, a los “altares religiosos y políticos”, a las “exenciones fiscales”, a la existencia de su “propio derecho o código penal” etc., etc… como macroempresa y negocio a escala planetaria, con mucha mano de obra gratuita, les va “divino”… Lo único que creo que le salva son tantas personas buenas, sencillas, creyentes de verdad, que no se dejan llevar por sus dogmas y son fieles y cercanos  a los valores humanos.  Siento mucho discrepar de quienes vieron un cierto alivio en la proclamación del último “cargo”. Una de sus últimas lindezas es que en su institución no se pueden aceptar para el sacerdocio ni a las mujeres, ni a las personas con diversidad afectiva sexual e identidad de género. No escupa tan alto, si echara a toda la diversidad que existe en su seno, no quedaban ni un tercio y ¡puaggg!! si se van todas las mujeres a las que usted y su “curia patriarcal” no dan su lugar ni reconocimiento al papel tan imprescindible en su institución, sería el cataclismo, no duraban ni un segundo en pie. Además… si quiere expulsar a alguien, hágalo con su gran nido de pederastas y corruptos, de los que pocos son expulsados, eso sí, les cambia de destino a países más empobrecidos en los que pueden seguir violando y abusando sin limitaciones. Deje de comprar silencios. Lleva 6 años de “Papa”, antes fue Cardenal en Argentina y sólo en su país hay 62 curas denunciados y acusados por pedofilia, corrupción de menores, abusos sexuales y violaciones. Que les perdone Dios, si es que puede.

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