Eutopía

La divinidad humana

Aunque en el discurso político se lancen permanentes misivas de inclusión, la realidad es que parten de líneas de salida no sólo desiguales, sino antagónicas

Publicado: 17/06/2019 ·
11:51
· Actualizado: 17/06/2019 · 11:51
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Autor

Belén Ríos Vizcaíno

Belén Ríos es trabajadora Social. Profesora de la Universidad de Huelva.

Eutopía

Activista Feminista. Compañera partícipe de la Defensa de los Derechos Humanos y Movimientos LGTBIQ

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No fue una carrera cualquiera. Sin duda, fue una de esas lecciones que no se olvidan. Después de las competiciones de atletismo, se produjo un espacio de encuentro entre una gran referente y pionera del deporte adaptado en Andalucía (Toñi Arroyo), familiares y amistades. Ángel no tiene ese nombre por casualidad. Es un joven que es capaz de darte escuadrones de abrazos, todo un cargamento de felicidad cuando te mira y te sonríe y una gran dosis de ternura cuando le aflora alguna que otra pincelada de timidez. Su historia es como tantas otras donde la “situación” llamada diversidad hace de su trayectoria vital una verdadera carrera de obstáculos. Él tiene dos tesoros. Uno, él mismo. El otro, su familia. Tuve la suerte de poder entablar ese tipo de conversación donde el factor tiempo, por muy largo que haya sido, parece que se recostó, en algún instante, en el regazo de la brevedad. Un diálogo contenido de emociones, de batallas, de contrastes. Porque en el fondo, aunque en el discurso político se lancen las permanentes misivas de inclusión educativa, socio laboral, económica…e  incluso se llegue a mercadear, porque la novedad también transita temporalmente entre colectivos, la realidad es que parten de líneas de salida no sólo desiguales, sino a mi parecer, antagónicas. Las acciones específicas y positivas son imprescindibles. Pero también la rebeldía y la reivindicación de los derechos universales que, por regla general, termina siendo una bandera ondeada por madres y padres. Sabemos que la estructura social y cultural discrimina, porque realmente son las retroalimentadoras de la discriminación. La sociedad es la que, por ahora, “no tiene capacidad”. Sabemos que la mayoría de los centros educativos no tienen recursos humanos ni financieros suficientes para abordar las necesidades curriculares de la población discente. Sabemos que incluso las familias y las personas menores y jóvenes pueden sufrir la enésima “victimización” por praxis inadecuadas, por la no activación de protocolos, porque no se establece una petición sólida y conjunta de todas las partes que conforman la comunidad educativa para solicitar y reclamar la mejora de actuaciones antes instancias superiores… Lo curioso fue nuestra despedida. Se produjo debajo de un “guindo”. No es una metáfora, sino realidad, si les digo que de ese mismo árbol, me sentí caer. Las/os profesionales podemos poseer una amalgama de títulos y acreditaciones, pero cuando se escucha a una madre como Toñi, y a un padre como Cristóbal, los conocimientos se alinean como un código de barras que dicen lo que “debería ser”, y entonces surge esa madeja que recoge lo que queda “aún por hacer”. El amor, la fortaleza y voluntad de la unidad familiar es otra gran paradoja ante una Humanidad que parece que siempre acaba de ser recién parida… Su ingente valor, y a la vez, su minúsculo reconocimiento. Me emociona el regalo de Ángel, un dibujo con un ser humano con los brazos abiertos y las manos extendidas… Esa es la “divinidad” que reflejan las almas de las grandes Personas. 

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