Hubo un tiempo en el que Andalucía presumía de ser capaz de diseñar, producir y hacer volar cualquier proyecto aeronáutico que se propusiera. Todo ello después de la puesta en marcha de Alestis, conglomerado empresarial público y privado que se presentaba como la punta de lanza de una, entonces, industria auxiliar del sector muy atomizada y sin apenas aporte tecnológico. Su configuración consolidaba a esta entidad como una Tier 1, proveedor de primer nivel de Airbus, con capacidad para asumir paquetes completos del proceso productivo asumiendo el riesgo financiero necesario y con la ingeniería propia adecuada para llevarla a cabo. Con el paso del tiempo, esta iniciativa, llamada a convertirse en la empresa de bandera de nuestra comunidad en esta actividad, estuvo a punto de naufragar atravesando serias dificultades de viabilidad.
Finalmente, tuvo que salir el empresario vasco, Gaizka Grajales, uno de sus principales impulsores así como, también, la propia Junta de Andalucía, ésta última, debido a las presiones del gobierno central, en manos del PP, quedando sólo del capital originario Unicaja, que aguantaba el tipo con Airbus y la SEPI, del Estado. Finalmente, la propia Airbus se ha desprendido de sus acciones que han sido adquiridas, junto con las pertenecientes a la entidad financiera, por la empresa burgalesa Aciturri, que se hace con el control de la sociedad fortaleciéndose aún más frente a sus competidores. En el camino queda, por tanto, la aspiración de crear un potente grupo netamente andaluz que diera una mayor autonomía a una industria que se ha convertido en una de las principales señas de identidad del tejido productivo de esta comunidad.
Los representantes sindicales de la plantilla, formada nada menos que por unos 1.500 trabajadores distribuidos, fundamentalmente en plantas ubicadas en Sevilla y Cadiz, ya han expresado su inquietud por este proceso de integración. No se olvidan que ha habido intentos previos de cierre de instalaciones mientras que sería de interés conocer cómo se ha asimilado por parte de los nuevos mandatarios regionales este revés sufrido en un viejo sueño andaluz truncado por la dura realidad. Esperemos que, al menos, no suponga retroceso alguno en el empleo y presencia industrial. Todo lo demás, ingeniería y liderazgo empresarial, parece destinado a otros.
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