Matrícula de deshonor

Disfrazando realidades

Ya no se habla de pobres, con meterlos en el saco de ‘excluidos sociales’ es suficiente para exponer que uno de cada cinco españoles está en riesgo de pobreza

Publicado: 08/11/2018 ·
12:22
· Actualizado: 08/11/2018 · 12:22
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Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Leyendo algunos de los artículos en medios de información para un nuevo proyecto, me sorprendió la cantidad de eufemismos que utilizamos en los últimos tiempos para minimizar el posible impacto social que generan las diferentes informaciones caóticas y denigrantes por las que pasa nuestro país. 

Es curioso cómo se cuidan dichas expresiones para evitar su carga negativa y suavizar o disfrazar toda realidad que conlleva cierta presión hacia quienes gobiernan. Es vergonzoso observar la facilidad con la que se adornan las informaciones y cómo se condicionan dependiendo de la orientación política del medio, prostituyendo la dignidad, no sólo de la profesión, también de aquellos - cada vez menos- qué confían en quienes abanderan dicha labor.

Ya no se habla de pobres, con meterlos en el saco de ‘excluidos sociales’ es suficiente para exponer que uno de cada cinco españoles está actualmente en riesgo de pobreza. Decir desaceleración económica queda muy chic cuando se habla de la cruda realidad, la crisis. La ‘desviación de fondos’ o ‘apropiación indebida’ tan sonadas en esta década disfrazan en cierta medida el típico robo, por muy fino que parezca. Y así, con ‘reajustes de precios’, el ‘gravamen adicional’, la ‘flexibilización de plantilla laboral’ en grandes empresas, es normal asumir la ‘movilidad exterior’, siempre y cuando no existan ‘daños colaterales’, que este concepto ya lo hemos captado y se ha convertido en otro sinónimo más al que empezamos a temer.

Está claro que el diálogo políticamente correcto se ha instalado en el mercado informativo, con la conciencia llena de talones en blanco, haciéndoles el juego a los intereses de quienes marcan las pautas. Para mí, no es lo mismo estar en paro que encontrarse en un área abierta de oportunidades, o, tener ‘principios éticos alternativos, jamás será lo mismo que ser corrupto. Como diría el humorista onubense Marcos Arizmendi: “No es lo mismo un guarda meta que...” y así nos va.

 

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