No puede ser que el esfuerzo de muchos, sea consuelo de tontos. No. A día de hoy, son cada vez más los estudios requeridos en el mundo laboral y nadie, absolutamente nadie, te garantiza que vayas a salir preparado para el día a día. Para estar a pie de cañón. Nadie te asegura que tengas todos los conocimientos adquiridos. Sin embargo, los currículums de muchos españoles pesan cada vez más y las cuentas bancarias así lo hacen notar. Porque no es que la formación sea precisamente muy económica. Porque es incomprensible que la formación sea en algunos casos tan inaccesible para tantos. Y que aún siendo accesible para otros, ciertos puestos de trabajo estén reservados. Y un gran número de emigrantes refleja que después de todos los años de formación, muchos españoles tienen que marchar buscando un futuro laboral garantizado en el extranjero. Pero eso no es todo. Lo peor se lo llevan algunas universidades jugando con el esfuerzo y sacrificio de sus alumnos. Que son numerosos ya los casos de personajes públicos que acreditan tener ciertas licenciaturas, grados o máster, y sin embargo, ningún trabajo obligatorio para finalizar dichos títulos ha sido presentado. ¿Será una casualidad que se hayan perdido o que no figuren en las bases de datos los trabajos de dichas personas? O, ¿causalidad? Sí. Quizás todo esto sea el origen del país en el que a día de hoy vivimos. Un país que desvalora el mérito, el trabajo, la formación. Un país en el que, a día de hoy, podemos decir que la figura de la mujer sigue infravalorada en muchísimos ámbitos. Un país en el que la demagogia gana por goleada. Y así nos va, así estamos. A la cola de muchas cosas verdaderamente importante, como por ejemplo, la educación.
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