“Confío en que el carnaval recuperará el reconocimiento que merece"

Publicado: 10/01/2018
Antonio Cabezas pregona este jueves el Carnaval Colombino en el Gran Teatro
Irreverente y trasgresor, independiente y controvertido coplero, uno de los últimos poetas activos que marcaron las gloriosas etapas del Carnaval Colombino. De nuevo, tengo la suerte de volver a entrevistar a Don Antonio Cabezas Reyes, futuro pregonero del Carnaval de Huelva de este año, maestro de coplas y referente para aquellos que desean integrarse en esta fiesta, y al que se le debía este tardío pregón. Hablamos de un autor que vivió en primera persona el nacimiento del Carnaval Colombino, allá por 1983, y que entre idas y venidas, ha conquistado las gargantas de todos los carnavaleros. Se dice que donde hay más de un carnavalero, allí está presente uno de sus pasodobles. Ha sido uno de los pilares fundamentales del concurso colombino, y de los más esperados cada febrero. Nervioso, como mandan los cánones, por ultimar los detalles de su pregón, este ‘gordito y canalla’, nos muestra otra visión diferente a la que le observamos en las tablas del Gran Teatro.

Media vida fabricando coplas. ¿Cómo recuerdas tus inicios?

–Hablamos de una etapa en la que me sentía inocente y lo era. Hay que tener en cuenta que aquellos locos que comenzamos allá por el año 83 teníamos apenas 20 años, no se nos podía pedir mucho más. Además, estábamos iniciando algo que aún no sabíamos en que podía acabar. Pero aquella etapa la disfrutamos, era una constante vivencia carnavalera. Ensayos que acababan con guitarra hasta que se agotaban las gargantas. Era una época de unión, de inventiva, nuestros primeros amores asociados a las coplas. Una juventud rebelde en plena formación académica, y durante ese trayecto siempre estuvo presente el carnaval. Mis inicios los recuerdo con mucho cariño.

¿Qué ha significado para ti este pregón?

–Lo vivo como un reconocimiento a toda una trayectoria dedicada al carnaval. Llega en un momento de madurez en la que el bagaje personal te hace ver las cosas con las canas ‘curtías’ y además, como colofón final a mi carrera en los escenarios. Estoy muy contento y emocionado por tener este momento tan importante para el carnaval en general y para mí en particular.

Más que un pregón suena a una despedida.

–Mientras suene bien (risas). No creo que exista mejor momento para bajarse de las tablas. Obviamente, seguiré siendo carnavalero, eso no es algo de lo que pueda despojarme, ni quiero, pero creo que mi etapa en los escenarios llegó a su fin y deseo aprovechar este momento. Por otra parte, sabes bien que cuando presentamos un repertorio, condicionado por un  concurso, nos sale ese concepto de buen autor: escribir lo que la gente quiere oír. En este caso, voy a permitirme la licencia de expresar lo que siento en lo más profundo de mi ser. Quiero salir de este pregón limpio, despojado de polvo y paja.

Háblame de tu Carmela.

–No tienes espacio suficiente (risas). Tendría que trasladarme de nuevo al pasado. Yo conocí a Carmen fuera de la fiesta, en un periodo oscuro en el que me sentía perdido, y ‘mi carmela’, como la cito en algunos de mis pasodobles, me rescató de aquel periodo, trajo luz a mi vida, dio un vuelco a mi mundo y sanó mis heridas. Y aunque no aparezca explícitamente, o no todo lo que debería, ella está en toda mi obra, en cada una de mis palabra escritas o en cada nota que compuse, desde ‘Zaplatero y yo’ hasta nuestros días. Ha sido siempre una estrella que me guiaba, la que era capaz de equilibrar mis estados de ánimos, y siempre ocupando un segundo plano muy discreto para el resto del mundo, pero el primero para mí. Gracias a ella y a mi padre volví a sacar agrupaciones, algo que había descartado. Tengo muy claro que de no estar Carmen en mi vida, mi obra hubiese sido completamente distinta y, por supuesto, mucho peor.

Pregunta de rigor, ¿cómo ves actualmente el concurso de agrupaciones del Carnaval Colombino?

–Está claro que el concurso no pasa por su mejor momento, es algo evidente y los números son claros, pero también pienso que es algo coyuntural y que existen circunstancias que han condicionado la situación en la que nos encontramos. Confío en que este carnaval volverá a tener el reconocimiento que se merece y a adquirir la importancia que realmente tiene, tanto para los grupos que nos llegan desde fuera como para nosotros mismos. Debo reconocer, y me lo estoy cuestionando mucho, si tenemos esa relevancia que hemos tenido en el pasado y que tanto nos ha costado, pero soy positivo y confío en el amor-responsable, en las ilusiones que se ponen y en nuestras cualidades para solventar de una manera o de otra las adversidades. En eso, estamos curtidos.

Contar con el Ayuntamiento de forma más activa, imagino que repercutirá.

–Por supuesto, y cuentan con todo mi apoyo. Este año se observa esa mayor implicación del Consistorio, algo necesario. Tener como ayuda a Elena Tobar, que a mi entender está haciendo una gran labor en cultura, es un acierto y seguro que saldrán cosas muy positivas para todos.

¿Nos puedes adelantar algo de lo que viviremos en ese pregón?

–Esta noche voy a por todas, Fede. Quiero mostrar lo que es nuestra fiesta, jugar con las modalidades que tenemos en nuestro concurso, y como te he dicho antes, quiero mostrar lo que siento a través de grandes profesionales, y en muy distintos apartados, en los que el carnaval tienen cabida. Quiero hablar a través de un acto emotivo, dinámico, que englobe nuestra fiesta y que muestre nuestras enormes cualidades. Creo que hemos creado un gran espectáculo del que me siento muy orgulloso.

Y asumiendo que este pregón es una despedida, ¿cómo te gustaría que te recordaran?

–(Risas). Creo que será inevitable que piensen en mí como en ese gordito y canalla. No sé, espero que me recuerden con cariño.

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