Aurelio Madrigal, escritor de ‘El pequeño rey de Inglaterra’. El pasado 10 de marzo, en un acto multitudinario, se presentó en Lepe ‘El pequeño rey de Inglaterra’ (Pábilo Editorial), la novela histórica con la que Aurelio Madrigal da luz a Juan de Lepe, uno de los personajes más enigmáticos y relevantes de la historia del famoso municipio onubense. En apenas dos semanas, centenares de lectores se han hecho con una historia que está catapultando a un autor que describe en esta entrevista los puntos más relevantes de su fascinante “viaje al pasado para que aprendamos en presente”.
¿Cómo se le ocurre investigar sobre la figura de Juan de Lepe y plasmarlo en una novela histórica?
Juan de Lepe,“El pequeño rey de Inglaterra”, desconocido casi para el resto del mundo, es uno de los grandes personajes que ha dado la dilatada historia de Lepe, un personaje que, como sabéis, nació en el lugar donde yo lo hice. En él convergen determinados factores que le hacen ser un personaje suficientemente “apetecible” para cualquier escritor de novela histórica, lo enigmático del mismo, los personajes con los que debió cruzarse, la época en que vivió y sobre todo el curioso hecho de que, por cuestiones de azares, llegase a ser nombrado rey de Inglaterra por un día.
En Lepe, y otros muchos lugares, se ha escuchado hablar de la leyenda de Juan de Lepe, pero ¿qué pueden aprender sus lectores más allá de que fue rey de Inglaterra por un día al ganar una partida de cartas?
Aparte de un poco de la historia de los lugares y la época donde su vida transcurrió, la bajomedieval, con sus usos y sus costumbres, también he intentado, a través de los distintos personajes, bucear en determinados aspectos inherentes a la naturaleza humana.
Juan de Lepe es uno de los personajes más enigmáticos, aun así ¿qué es irrefutable en torno a su leyenda?
Su propia existencia. El padre Francisco de Gonzaga así lo atestiguó transcribiendo a su libro Origine SeraphicaeReligionis el epitafio que encontró a finales del siglo XVI en su visita al hoy desaparecido convento franciscano de La Bella. También la corona imperial, usada en la portada de la novela, que el propio Juan le regaló a la venerada imagen de Nuestra Señora de la Bella.
La novela está ambientada a finales del siglo XV y principios del XVI, ¿qué llevó a Juan de Lepe a tierras inglesas?
En la novela, el devenir de una azarosa vida de huida. Huida de todo y de todos así como de sí mismo. Una vida llena de oscuridades las más veces, de luces otras, donde la sangre, la religión o el estamento social al que pertenece condicionan el devenir de su existencia hasta que, por distintas razones y circunstancias, el personaje decide ser él el que conduzca dicho devenir.
¿Cómo era el Lepe que describe de aquellos tiempos que ya lindaban con la Edad Moderna?
Una pequeña villa, humilde y trabajadora, enclavada en el siempre embriagador sur de Castilla. Un lugar donde en muy pocos años se habían dado y se darían circunstancias tan importantes y decisorias para nuestra común historia como la definitiva reconquista peninsular por parte de los reinos cristianos, la expulsión de los judíos o, entre otras varias, el descubrimiento de América.
Juan de Lepe logró convertirse en uno de los grandes confidentes de Enrique VII, ¿cómo lo logró?
Como no podía ser de otra manera quise que fuesen los naipes primero y los vinos de Lepe después. Dichos caldos eran sobradamente conocidos en la Inglaterra de aquella época, de hecho son nombrados de manera clara y concisa en la famosa obra Los Cuentos de Canterbury, de Chaucer.
¿Hay, que se conozcan, descendientes de Juan de Lepe que vivan en la actualidad?
Desafortunadamente no; supongo que con la desaparición del mencionado epitafio también desapareció todo rastro familiar y personal. En ese momento, quiero entender, la realidad dio paso al mito y a la leyenda.
¿Cuáles son las principales virtudes que usted cree que tiene ‘El pequeño rey de Inglaterra’?
Me quedo con una frase del prologuista del libro, el periodista y miembro de la Academia Iberoamericana de la Rábida, Luis de Vega, que dice: “Aurelio salta de Lepe al mundo sin salir de Lepe y nos lleva al pasado para que aprendamos en presente”.
Entremezcla en su obra personajes reales y de ficción. Aparte del protagonista, ¿qué otros personajes pueden llamar especialmente la atención del lector?
En Castilla, cualquiera de los de la familia Luján: Blanca, Francisco o Fray Pedro de Córdoba. Uno al que le tengo especial cariño es Mamadou, esclavo negro amigo de Juan de Lepe. También son dignos de mención la reina Juana de Castila y su dama de compañía Isabel Hernández de Carranza. En el reino de Inglaterra, el pequeño William Trenchard, aparte por supuesto del rey Enrique VII o sir Thomas, Juez de Paz del mismo.
¿Qué ha supuesto para usted el éxito con el que ha arrancado su primera novela?
Un importante incentivo moral, las muchas horas de trabajo y soledad del que escribe han dado sus frutos y éstas se ven sobradamente recompensadas con la aparición de un nuevo personaje, indispensable en toda novela, el lector.
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