El hecho de que se haya situado a un científico de largo recorrido y amplio conocimiento sobre lo que tiene entre las manos para presidir el Consejo de participación de Doñana fue saludado en su día como un acierto, y tras las palabras de Delibes de Castro en el estreno de su cargo, parece que la cosa va por buen camino. De hecho será así, si cumple sus palabras en las que ha indicado que su única prioridad es que el consejo funcione bien, bajo el requerimiento y demandas tanto de la sociedad como los miembros del consejo. Porque es fundamental que este espacio de participación único, pero que también ha atravesado etapas de poca vitalidad, funcione para que Doñana, sea responsabilidad de todos. Ha señalado Delibes que Doñana será siempre un espacio conflictivo, pero ello, no debe ser justificación para que no se esté alerta ante las amenazas constantes, porque como él también ha indicado, “la naturaleza es generalmente poco respetada” y Doñana, por su situación y todos los intereses que conviven en ella es singularmente conflictiva, pero debe prevalecer la Naturaleza. Como debe también ponerse por encima de todo la conservación y cuidado del agua, cuya gestión está situada en el epicentro de las necesidades. Parece, no obstante, que el rechazo mayoritario mostrado contre el Plan Hidrológico del Guadalquivir es un paso positivo en la cimentación de los mecanismos de cuidado del tesoro líquido que en el espacio natural es tan imprescindible.
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