“El objetivo de esta obra es mostrar con datos objetivos la realidad del regadío en España, proporcionando una visión analítica de esta compleja realidad recorriendo su evolución y proyectándola al futuro. Ligado a ello, intenta subrayar el carácter estratégico del regadío para el territorio, el mundo urbano, el turismo y la economía agroalimentaria y su compatibilidad con los objetivos ambientales que una sociedad avanzada desea ver cumplidos”.
Así se presenta la publicación ‘Regadío y seguridad alimentaria. La situación en España’ en su introducción. Una obra de Cajamar coordinada por los catedráticos de Economía agraria Jaime Lamo de Espinosa y Alberto Garrido y que este miércoles se presentó en la sede de la Comunidad de Regantes de Palos de la Frontera, con la participación del gerente de la Comunidad de Regantes, Fernando Sánchez Pérez; el presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde; el director territorial, Raúl Ortega, y el director del Servicio de Estudios y Publicaciones de la Fundación Grupo Cajamar, Ignacio Atance.
La obra aborda la situación actual y los retos de la agricultura de regadío española ante la necesidad de optimizar la gestión del agua y garantizar el abastecimiento de alimentos ante la demanda creciente de la población.
Como explicó Baamonde, hay un objetivo claro: “Ver el regadío como solución y no como problema”, pero ello en base a cifras, un análisis objetivo y una previsión de lo que está por venir.
En esa línea, la publicación aborda la importancia de avanzar en la modernización y mejora de los sistemas de regadío, para lo que es necesario incrementar las inversiones y abordar este asunto al margen del debate político territorial.
“No podemos obviar el carácter estratégico que posee el regadío tanto para el territorio y la economía agroalimentaria como para el ámbito urbano y el turismo, a la vez que debe ser compatible con los objetivos de sostenibilidad medioambiental que debemos cumplir como sociedad”, explicó el presidente de Cajamar.
En declaraciones previas a los medios, Baamonde destacaba que “el mundo está creciendo, ha cambiado y se está utilizando la alimentación como arma geopolítica”. En este contexto, “España, como potencia agroalimentaria, tiene que contar con unas infraestructuras de regadío que permitan no depender de si llueve o no llueve, sino gestionar el agua con una visión a largo plazo”.
Por ello, entre las reflexiones finales de la publicación, que supera las 300 páginas y en la que han participado una decena de especialistas en economía del agua, sostenibilidad, tecnología hídrica, política agraria y marco legal, se destaca que España precisa “un gran Pacto Hidrológico Nacional o un Gran Pacto de Cuencas”.
Además, ante el escenario de sequía, porque “el cambio climático ha venido para quedarse”, el libro pone el acento en que “es necesario considerar en profundidad varias fuentes de agua posibles”, como el aprovechamiento de aguas residuales regeneradas, reforzar la capacidad de almacenamiento, el uso agrario o urbano de las plantas desaladoras, la política de trasvases y una mayor eficiencia en el uso del agua de riego.
Al respecto, el presidente de Cajamar hacía una reflexión final: “Contamos con tecnología de primer nivel en España, contamos con las comunidades de regantes, conocemos la gestión del agua, lo que se necesita es un apoyo también de las administraciones públicas para contar con las infraestructuras necesarias para acometer los grandes desafíos alimentarios en el mundo”. Porque, a su juicio, “el mayor reto de la humanidad no va a ser la energía, va a ser la alimentación”.
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