La sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, condena también al acusado, F.F.V., a que indemnice al repartidor con la cantidad sustraída.
Los hechos se remontan a la noche del 3 de septiembre del 2007, cuando el repartidor de pizzas circulaba en su ciclomotor por la Rambla de los Álamos de Motril, donde fue interceptado por el acusado, que tras pedirle un cigarrillo le colocó en el vientre una navaja que sacó del bolsillo y le pidió que le diera el dinero si no quería que le pinchara.
El repartidor le entregó el dinero que llevaba, 32 euros, por lo que el acusado le dejó marcharse
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