“Imagina una persona que tiene un trabajo habitual y trabaja todo el año y a esa persona le dicen que le va a subir el sueldo al mes tres veces, pero luego le dicen que solo va a trabajar dos meses. Eso lo que le pasa al agricultor: está subiendo el precio del producto pero lamentablemente tiene muy poco y no le garantiza disponer de dinero suficiente para llevar su explotación adelante”. Con este ejemplo tan gráfico explica Cristóbal Gallego lo que está sucediendo con el aceite de oliva en la actualidad.
Es el representante sectorial del sector en Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía y pone como ejemplo su propia cooperativa, en Villacarrillo (Jaén), para explicar la situación tan excepcional que se está dando y el consecuente aumento de los precios.
Así, indica que “hace tres campañas nuestra cooperativa -la de mayor producción a nivel mundial- llegó a molturar más de 99 millones de kilos de aceitunas y el año pasado molturamos 24 millones de kilos. Esas aceitunas solo las han aportado aquellos olivares que contaban con regadíos”.
Esa situación lleva a “una disponibilidad de aceite muy baja y eso es lo que está tensionando el mercado”.
En la misma línea se manifiesta el gerente de la cooperativa onubense Oleodiel, Francisco Domínguez, que explica que “lo que está pasando es simplemente la ley de mercado de oferta y demanda. Hay ahora mismo por desgracia, por los años de sequía acumulados y la poca cosecha, escasez de producto. Hay poca oferta y mucha demanda, no solo en España, sino a nivel mundial, y provoca que el precio del aceite se haya incrementado exponencialmente en el mercado de granel, lo que conlleva que esos precios repercuten en el embasado”.
La situación del sector es bastante “complicada”, y es que como explica, “se puede pensar que en cuanto a precio es inmejorable pero si no hay producción, de qué sirve tener un precio casi triplicado en relación hace dos o tres campañas. No compensa. El sector lo que quiere es normalidad en el mercado, con unas producciones normales y un desarrollo normal del cultivo”.
En el caso de su cooperativa, lamenta que “hay muchos productores que llevan dos campañas sin producir ni un kilo de aceite. Por ejemplo, en nuestra cooperativa un 30% tiene agua de riego pero el otro es de secano, y estos llevan prácticamente dos campañas sin recolectar cosecha”.
De hecho, Domínguez detalla que en España se han llegado a producir hasta 1,3 millones de toneladas pero “en la última campaña fueron 600.000 toneladas de aceite”, y la situación no va a ir a mejor pues “con la sequía que hemos tenido este año se espera también una cosecha cortísima”.
Por eso, la única solución a corto plazo es mirar al cielo y cruzar los dedos para que llueva, y en todo caso, esa lluvia tendría incidencia ya en las próximas campañas.
En este contexto, desde Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía insisten en que la clave pasa por la política: “La alimentación tiene que ser prioritaria para nuestros gobiernos, no ya solo el europeo, sino también el nacional, y sobre todo todas aquellas instituciones que tienen competencias en la distribución del agua. Entendemos que el agua debe ser una prioridad. Hay que hacer una política hidráulica solidaria que lleve al agua al conjunto de explotaciones agrícolas y ganaderas de todo el territorio nacional. Infraestructuras, agua regenerada, trasvases, desaladoras… Es decir, es posible hacer una política hidráulica que marque como estrategia esencial que España y Europa dispongan de alimentos suficientes para su población”.
Mientras, el aceite de oliva seguirá siendo, más que nunca, auténtico oro líquido.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es