El Loco de la salina

Todas son iguales

No me refiero a las mujeres, sino a las compañías de los móviles. Son todas iguales.

Publicado: 14/10/2019 ·
13:07
· Actualizado: 14/10/2019 · 18:28
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Esa es una calumnia referida a las mujeres, que Dios me guarde muy mucho de volcar aquí, porque tardaría un minuto en ser catalogado automáticamente como un machista empedernido. Pero yo no me refiero a las mujeres, sino a las compañías de los móviles. Son todas iguales. Abusan de los cuerdos, de los locos, de los ancianos, de los listos, de los torpes, de los pensionistas y de la madre que los parió. Ahí las tienen con el rollo ese de las permanencias, invento muy parecido a los grilletes que les ponían en los tobillos a los esclavos en la antigua Roma. Una vez que te tienen bajo sus garras, ya eres carne de cañón. Igual que los políticos, te prometen una cosa y después es otra.

Te dicen que disfrutar de la TV, el Internet, el móvil y el fútbol te va a costar 70 euros. Tú haces tus cálculos, picas el anzuelo y cuando llega la facturita, observas que son 150. Y ahí precisamente comienza el calvario. No tienes a quién dirigirte, te revuelves contra un fantasma y terminas llamando a un número diabólico en el que se van a hacer el tonto o la tonta. Generalmente te cuesta un imperio establecer una comunicación normal. Un feliz día suena una voz enlatada que te hace una pregunta y debes contestar sí o no. Contestes lo que contestes, la voz te dice: no le he entendido. Vuelves a intentarlo, esta vez gritando, y sigue sin entender nada, como era de esperar. En el mejor de los casos, te dicen que los agentes están ocupados.

Después de una eternidad ya estudiada, te sale una voz que te va dando pares y nones hasta que te ofrece el caramelo envenenado de un pequeño descuento a cambio de apretarte más los grilletes con la maldita permanencia al más puro estilo de la mafia siciliana. Como digas que sí, ya caíste. Al comenzar la conversación te advierten de que va a ser grabada, pero, si más tarde, para defenderte de sus abusos, pides la grabación, te dicen que no te la pueden facilitar. A mi vecino, que no habla bien, que se atropella y al que no se le entiende absolutamente nada, le dicen que está grabado que dijo que sí a la permanencia, pero pidió la grabación y le contestan que de eso nati mistrati.

Lo del fútbol ya es algo increíble; cada vez se ven menos partidos y se debe pagar más, seguramente porque los futbolistas ganan poco. Y lo de los móviles, ni les cuento. Si consigues cambiarte de compañía, llegas a creer que has tocado el cielo, pero en seguida te das cuenta de que has entrado en el infierno y que lo mismo es enero que febrero. Ayer mi vecino, desesperado, cogió el móvil, se fue para la ventana y lo tiró con rabia al patio, pero con tan mala fortuna que no se le reventó. Lo tranquilicé, y, si yo no lancé el mío, fue porque no estoy acostumbrado a tirar basura por la ventana.

Así están las cosas. Yo, aunque estoy loco, quiero alertar al personal que ya peina canas para que no entre en conversaciones con esa gente, porque carecen de conciencia y se los van a llevar al huerto. La mejor permanencia es cuando uno permanece callado.

Estamos totalmente vendidos, a no ser que nos metamos en abogados y entonces que el cielo nos proteja. Mientras, el gobierno sigue ocupado en hacer innumerables cálculos para seguir en el sillón y no le hables de otra cosa.

Demasiado bien estamos del coco, paisano.

 

 

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