Hablillas

Departamento de especulaciones

Ella habrá aprendido a pasar estas y un montón páginas, de lo contrario habría enloquecido. La pregunta es cuándo van a parar.

Publicado: 12/11/2018 ·
00:22
· Actualizado: 12/11/2018 · 00:22
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Por la hablilla de hoy no va a soplar el aire que mueve la crítica. Estos renglones no van a analizar la obra de Jenny Ofill, donde la protagonista medita, profundiza, reflexiona sobre sí misma y sus fugas, la vida interior, su hija, su marido, su amiga, fugas que redundan y vuelven a ella. Una obra que se lee de una vez, que zarandea, que motiva a escribir la propia o a continuarla. El departamento de especulaciones que titula el texto, se refiere al que se encuentra en los periódicos digitales dedicados al cotilleo. Tiene que haberlos, porque distraen no sólo a sus seguidores sino a la actualidad, ya que ésta se extravía, queda relegada en cuanto en el móvil aparece la casilla del buscador para escribir. Enseguida salen las otras, las referidas a las faltas o equivocaciones de algún famosillo casposo, esos que han hecho del vilipendio, de las bofetadas y los zamarreos verbales su medio de vida a cambio de un cheque con seis cifras. Al igual que otros más formales, menos escandalosos, tampoco se salva la familia real en general y la reina en particular. No hay día que se libre de un rapapolvo. Y como ya parece que se van agotando los argumentos, ahora le toca el turno al pelo.

Hace unos años se le criticó un corte inesperado, decisión cuyo significado desveló quién mandaba en su cabeza. Y esta vez es como un recordatorio. El público, como si la hubiera espulgado, ha descubierto que tiene canas. Menudo revuelo se ha organizado con las especulaciones, que por qué no se las habrá teñido, que ahora no quiere peluquera, que prefiere ser natural. La lista acaba de comenzar y como tiene visos de continuar, habrá que abrir el departamento que titula la hablilla. A todo esto, qué pensará la reina. Seguro que  no lee lo que suscita. Como persona es noticia y genera opiniones que el público, el lector forma y deforma, enfoca y desenfoca a su antojo. Ella habrá aprendido a pasar estas y un montón páginas, de lo contrario habría enloquecido. La pregunta es cuándo van a parar. Nunca, porque si lo hicieran no sería cotilleo, no distraería la atención de la actualidad, que queda oculta tras una galería que más parece una exposición virtual de faltas de respeto. Lo bueno de esto, es que motiva a seleccionar, a elegir otros temas para ocupar la espera en la cola del banco, en la sala del dentista o en el intermedio de la película del domingo. Mientras las canas de la reina sigan apareciendo, el departamento de especulaciones no tiene visos de cerrar.

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