Hablillas

Don Juan Tenorio

Siempre recordado en este mes sin saber la razón hasta que la asignatura de literatura nos despejó la incógnita.

Publicado: 05/11/2018 ·
15:40
· Actualizado: 05/11/2018 · 15:40
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Siempre recordado en este mes sin saber la razón hasta que la asignatura de literatura nos despejó la incógnita. También tuvo que ver el programa Estudio Uno, aunque la interpretación de Francisco Rabal y Concha Velasco la disfrutaran nuestros mayores, porque aún no teníamos edad. Dirigidos por Gustavo Pérez Puig y junto a Maruchi Fresno, JuanJo Menéndez, Ana Mª Vidal y Fernando Guillén que encarnó al de Molière dirigido por Gonzalo Suárez, desde ellos, muchos han sido los actores y actrices que han pasado esa prueba de fuego sobre las tablas y el plató, no siendo unos personajes difíciles según la crítica, pero no exentos de dificultad.

Ana Belén y José Luis Pellicena cogieron el relevo de los primeros, siendo Mª José Goyanes la que más veces ha vestido el hábito de Dña. Inés, la primera vez a los diecisiete años. Sin embargo no es la más joven, ya que Nuria Gallardo se lo puso a los quince años, junto a un Don Juan de treinta y siete llamado Fermí Reixach, todo un desafío dirigido por Miguel Narros. Un largo recorrido que puede disfrutarse cuando hay un rato y lugar, ya que Internet ofrece estas grabaciones del archivo de Televisión de Española. Ver Don Juan Tenorio en cualquiera de sus versiones es como asistir un estreno, porque desaparece lo que nos rodea para trasladarnos a esa época en la que la burla se convertía en una afrenta y ésta en desafío, en un reto a duelo fijado al amanecer.

Don Juan Tenorio, el de Zorrilla, parece haberse extraviado de este mes, cuando hubo un tiempo en que era el recurso para que una compañía de teatro saliera de un bache económico. Es por lo que queda en el recuerdo de los lectores, de los espectadores y de los actores aficionados, porque los profesionales optan por el vanguardismo, con versiones muy interesantes, sin perder de vista el mito acompañado por la mentira, el amor, el miedo, la huida, el regreso, el arrepentimiento y la salvación del fuego eterno. La dificultad está en unir los personajes con el texto, con la recitación en estos tiempos de Twiter y calabazas, porque no se concibe sin rima, aunque Don Juan lleve abrigo de cuero, el coro de novias se mueva con vestidos cortos, blancos y vaporosos, una moto irrumpa en el escenario y los versos se deslicen por las ondas de un rock sinfónico. Una mezcla confusa, arrolladora, que podrá gustar o no, pero no dejará indiferente a la concurrencia. Tampoco a noviembre ni a la taquilla.

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