Hablillas

Grises únicos

Una colección que hemos disfrutado durante poco más de un mes en el edificio más antiguo de La Isla.

Publicado: 15/04/2018 ·
23:10
· Actualizado: 15/04/2018 · 23:10
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Esta primavera da certeza al refrán de abril, porque la lluvia lo inunda acharolando aquello donde cae. Las nubes tamizan la luz suavizándola para que los colores se aprecien mejor. Para comprobarlo observemos una jacarandá, un árbol que se encuentra en casi todas las plazas de La Isla, cuyas flores violetas contrastan intensamente con el verde de las hojas durante los días nublados. Lo podemos comprobar en el que hay en la calle Colón, delante de Las Carmelitas.

Los días oscuros podemos apreciar incluso más tonos,  porque la luz no molesta, no obliga a encoger los ojos como ocurre en un día soleado, día precioso ciertamente, con amanecer y puesta de sol increíbles, pero engorroso para descubrir la fuerza y la luminosidad de los colores. Los fanes de la pintura, quienes disfrutamos leyendo los cuadros notamos este efecto si se puede llamar así, disfrutamos de este deslizamiento que cambia los tonos, que cambia el motivo, que cambia la escena sin dejar de ser la misma. Es lo que hemos percibido en la reciente exposición de Ricardo Galán Urréjola en el Castillo de San Romualdo, donde hemos comprobado que los grises van más allá de su propia escala acromática, más allá de una modulación continua del blanco al negro.

Las ciudades europeas pertenecientes a la colección del artista pintor están recreadas desde un punto de vista distinto, algunas a pie de asfalto, otras en cambio casi a vista de pájaro. Ciudades en las que el gris es plomizo en las nubes, que se aclara al resbalar por los edificios, que se vuelve más intenso al descansar sobre la acera, que se oscurece al desfallecer sobre el asfalto. Grises que conviven con otros colores que motean la ciudad retratada rivalizando en belleza, aportando movimiento, la vida conocida pero al mismo tiempo imaginada. Grises que preceden a la lluvia o que proceden de ella, que se dejan jironear para que los blancos rutilen. Grises que conforman paisajes urbanos donde las sombras avivan la luz sin perder el halo mistérico que define -más que acompaña- al propio color.

Una colección que hemos disfrutado durante poco más de un mes en el edificio más antiguo de La Isla. La galería se ha alumbrado con la modernidad según la mirada de Galán Urréjola, artista pintor porque pinta creando, dando a los grises la fuerza y el fulgor de la luz que se apropia la ciudad, la que brota del suelo, la que cae del cielo, la que emociona transmitiendo sensaciones. Grises únicos pincelados por Galán Urréjola.

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