El hombre que es juzgado desde hoy por un jurado popular acusado de matar a un joven e herir a su hermano durante un tiroteo el 9 de marzo de 2017 en la zona Norte de Granada ha asegurado hoy que actuó para defenderse, que en el momento de los hechos estaba "en shock" y que no tuvo intención de dañar a nadie.
Rafael R.R., que se enfrenta a una petición fiscal de 20 años y medio de prisión por homicidio, ha explicado durante la primera sesión de la vista oral, que ha comenzado en la Sección Primera tras la conformación del jurado, que el día de los hechos escuchó voces y ruidos de un altercado cerca de la vivienda de su sobrino.
Según su relato, se acercó al entorno del inmueble donde "iban a pegarle" a su sobrino y empezaron allí a dispararle.
"Yo estoy vivo de milagro. Si estoy declarando es porque dios lo quiere", ha indicado este acusado, que ha insistido en que su intención fue arrebatar el arma a uno de los supuestos atacantes porque le "llovían las balas por todos lados".
En un momento determinado, logró arrebatar el arma a uno de los presentes y, en ese "estado de shock", no sabe ni a quién ni cuántos disparos efectuó, ni quién resultaría herido.
Por este suceso también se sienta en el banquillo Ana S.H., que por su parte se enfrenta a una petición fiscal de dos años de prisión por encubrimiento, y cuya defensa ha expuesto que su actuación no fue constitutiva de delito y que su intervención en los hechos fue por tanto muy limitada.
Según el relato provisional de la Fiscalía, los hechos se remontan al 9 de marzo de 2017, cuando Rafael R.R. coincidió en las proximidades de su domicilio de la calle Linares de Granada con tres personas, dos de ellos hermanos, que le pidieron explicaciones sobre la ocupación de una vivienda de la calle Rodrigo Escobedo.
Los cuatro se dirigieron al inmueble y el procesado entró mientras que el resto esperaron en el rellano.
Inmediatamente después el acusado salió de la vivienda junto un menor, puesto a disposición de la Fiscalía de Menores, portando él una pistola del calibre 9 y el chico un revolver.
Según la Fiscalía, el menor efectuó un primer disparo, todavía en el rellano de la vivienda, dirigido contra uno de los que esperaba allí y que le alcanzó en la cara, aunque pudo emprender la huida por unas escaleras y ser trasladado a un hospital.
Tras este primer disparo, otro de los presentes (Mbark A., de 22 años) emprendió la huida a pie por las escaleras que comunican el mismo rellano de la vivienda con un patio interior y fue perseguido por el acusado Rafael R.R. y el menor, mientras que el tercero de los que esperaba había abandonado previamente el lugar.
Una vez que Mbark había llegado a la zona del patio interior, efectuó un primer disparo con una pistola que portaba y trató de abandonar el lugar, aunque fue perseguido por el acusado y el menor que lo acompañaba.
Llegó a efectuar hasta dos disparos más con el arma que portaba para repeler el ataque, uno de los cuales alcanzó a Rafael R.R. en la pierna derecha, según el fiscal.
En esta persecución este último acusado llegó a efectuar hasta cinco disparos y al menos tres de ellos alcanzaron a Mbark, mientras que el menor efectuó un número indeterminado de disparos que también lo alcanzaron.
Tras producirse este tiroteo aparecieron en el lugar gran número de personas y, aprovechando la confusión del momento, la acusada Ana S.H., auxiliada por diversas personas que atrajeron la atención de los agentes de la Policía Nacional desplazados al lugar, procedió a recoger a escasa distancia del cuerpo del fallecido una pistola que previamente había sido ocultada por una gorra.
La acusación particular, ejercida por la familia del fallecido, solicita un total de 42 años de prisión para el principal procesado, al que atribuye delitos de asesinato consumado, asesinato en tentativa y tenencia ilícita de armas.
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