En la historia de Granada, se yerguen sombras arquitectónicas que quedaron en el limbo de los proyectos no realizados. Entre ellas, destacan hitos potenciales como el Atrio de la Alhambra, el cierre del anillo viario, el Gran Teatro de la Ópera, la Casa del Agua y la renaturalización del río Genil. Estas ambiciosas ideas, aunque concebidas con meticulosidad y visión, quedaron atrapadas en el enmarañado tejido burocrático, desafiadas por la controversia o sofocadas por limitaciones presupuestarias.
Atrio de la Alhambra
La visión del arquitecto portugués Álvaro Siza y el granadino Juan Domingo Santos para reordenar los accesos a la Alhambra, bajo el nombre de "Puerta Nueva", se desvaneció ante el rechazo de la Junta de Andalucía tras el informe negativo de Icomos, organismo asesor de la Unesco. Este proyecto de 45 millones de euros pretendía transformar el acceso al monumento más visitado del país, ofreciendo un espacio intermedio entre la llegada de los visitantes y el acceso al monumento. Sin embargo, la perspectiva de un "impacto negativo en el valor universal excepcional" de este monumento Patrimonio Mundial, señalado en el informe emitido por Icomos, terminó por sepultar esta iniciativa.
El plan abarcaba un área de bienvenida con puntos de asistencia para turistas y divulgación de datos culturales, además de espacios comerciales como tiendas, cafés y restaurantes. Todo esto se complementaba con la disposición subterránea de los estacionamientos para reducir su presencia visual.
La Casa del Agua
La proyección de la 'Domus Aquae', conocida como la 'Casa del Agua', delineada para ser la sede vanguardista de Emasagra, se desvaneció por la dependencia de la venta de la actual sede de la compañía. El diseño audaz del arquitecto Gonzalo Arias, con 10 plantas de altura, pantallas antisísmicas y cristaleras panorámicas, prometía ser un referente arquitectónico. Sin embargo, el punto de partida nunca se materializó, quedando este proyecto más cerca de la imaginación que de la realidad.
Renaturalización del Río Genil
La propuesta de regeneración del río Genil, conocida como 'Genil Vivo', costaba alrededor de 4,7 millones de euros y tenía como objetivo revitalizar un tramo de 1,42 kilómetros en el corazón de Granada. A pesar del amplio respaldo y aceptación de múltiples sectores, la falta de financiación para llevar a cabo esta iniciativa tras exclusión del proyecto de la lista de seleccionados para los Fondos Next Generation por parte de la Unión Europea, terminó con las esperanzas de ver materializada esta medida. La visión de convertir el secarral de cemento en un ecosistema repleto de vida y vegetación chocó contra las limitaciones financieras.
En el proyecto presentado, se planteó transformar el tramo del río entre el Puente Verde y el cruce con la calle Alejandro Otero, en una zona semi-natural. La intención era permitir un flujo más libre del agua en un espacio más restringido, generando una profundidad atractiva en lugar de parecer un estanque. Dado que la estructura existente no admitía modificaciones, se decidió utilizar el ancho del cauce para crear senderos peatonales a ambos lados.
El Cierre del Anillo
Hace dos décadas, surgió la propuesta inicial del Ayuntamiento de Granada. Consistía en conectar la Ronda Sur desde la salida de los túneles del Serrallo hasta el distrito Norte de la ciudad, ya fuera a través de Jun o enlazándola con la A-92.
Esta maniobra, conocida como el cierre del anillo, se convirtió en un enigma burocrático. Los desacuerdos sobre la responsabilidad de su construcción entre administraciones y la compleja tramitación ambiental enterraron esta infraestructura. A pesar de intentos y alternativas, el proyecto se desvaneció en el horizonte de Granada. Si bien es cierto que suele resurgir periódicamente como el Guadiana, la realidad es que jamás llega a concretarse.
El Teatro de la Ópera
El diseño del japonés Kengo Kuma para el espacio escénico 'Granatum' quedó suspendido en el aire. Con sus 1.500 asientos repartidos en terrazas y su diseño arquitectónico innovador, este teatro aspiraba a fusionar lo clásico con lo moderno. Sin embargo, las disputas presupuestarias y la falta de inversión pública y privada mantuvieron esta visión en el papel, lejos de convertirse en un monumento tangible en la ciudad.
La innovadora propuesta de Kuma, cuya sola redacción costó 200.000 euros de fondos públicos, presentaba una alusión al fruto del granado en la estructura del edificio. Detallaba un complejo con terrazas al aire libre, niveles dinámicos y espacios que redefinían la convivencia entre interiores y exteriores.