Gente, lugares y tradiciones

Las hogueras de San Juan

Los druidas purificaban sus ganados haciendo que los animales saltaran rápidamente sobre las llamas

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  • Moraga

En el solsticio de verano, el 21 ó 22 de junio, los romanos celebraban unas fiestas en honor de Minerva, la diosa de la guerra. A tal fin encendían hogueras y saltaban tres veces sobre las llamas. Tal costumbre la adoptaron de los celtas, que celebraban el 1 de mayo la fiesta de Beltaine o Bello Fuego, encendiendo grandes hogueras que saltaban con pértigas. Los druidas asimismo purificaban sus ganados haciéndolos pasar rápidamente entre las llamas.


Con el tiempo, la moda de encender hogueras y saltar sobre ellas se trasladó del primero de mayo al día del solsticio de verano. Los antiguos creían que, como ese día en particular el sol parecía quedarse inmóvil en el cielo y aparentaba perder fuerza, lo más razonable era encender descomunales fogatas para "ayudarle" a recuperar su vigor, no fuera que, por falta de ese vigor solar, se perdieran las cosechas y el ganado y se helaran las fuentes y los ríos.


Hoy día la vieja fiesta del solsticio de verano se celebra en la noche del 23 al 24 de junio, fecha que la Iglesia puso bajo la advocación de San Juan Bautista, quien, según los evangelios, predicaba en el desierto bajo un sol abrasador (elemento fuego) y bautizaba por inmersión (elemento agua). Ya es curioso que San Juan sea el único santo (aparte de Jesucristo) del que la Iglesia celebra su nacimiento en lugar de su muerte.


Los antiguos rituales paganos no han perdido su brillo. Básicamente se reducen a dos, comunes a toda celebración sanjuanera: rituales de fuego (encender hogueras y saltar sobre ellas) y rituales de agua (bañarse en ríos y mares o lavarse en las fuentes y beber agua de ellas). A ellos añadiríamos los rituales vegetales (recoger hierbas medicinales y ramas ornamentales), que se observan en muchas regiones. Y aún podríamos contar como rito la contemplación, desde un monte o desde la playa, de la salida del sol en el amanecer del día de San Juan.


En la antigüedad las ceremonias del fuego y el agua se efectuaban en la creencia de que así el individuo (y también el animal doméstico) se purificaba y recuperaba la salud perdida, a la par que aseguraba su vigor y bienestar para el resto del año.


Hoy día se ha añadido un nuevo elemento a la fiesta: las chicas solteras escriben en un papelito el nombre del mozo al que pretenden conquistar y echan el escrito al fuego, con el deseo de que el sueño se haga realidad.
 

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