Así se escribe la historia de una calamidad que conmovió los cimientos de nuestra frágil convivencia. Todo tan falto de altura de miras, de humanidad, que convengo en la oportunidad del tuit de Francisco Igea: “En España no hay nada más provocador que intentar ser conciliador. Las banderas se agitan para las celebraciones o para el combate. No veo nada que celebrar. Para el combate (que) no me esperen”. Ni siquiera en una catástrofe de dimensiones planetarias abundan en este país los políticos con sentido de Estado. Los partidarios de Vox tomaban la calle, el sábado, en caravanas que aireaban la muerte, como si el dolor sólo a ellos perteneciera. Autoproclamados ‘intelectuales’ de esa cuerda, publicaban un manifiesto pidiendo la destitución fulminante del presidente Sánchez, arrogando al Rey la gestión personal de la subsiguiente crisis, a través del borboneo preconstitucional de nombrar a quien le apeteciera, sin refrendo del Congreso aunque, eso sí, “con el respaldo de los partidos constitucionalistas”. ¿Excluyen al PSOE de ese espectro? ¿De qué patria estarán hablando que, a mí, no me representa? “Acuerdo histórico. Salamanca, la ciudad en que todas las izquierdas y las derechas son capaces de pactar”. Es más fácil derruir que construir, sustituir que respaldar, protestar que doblar el espinazo. Doblarlo, a carta cabal, sin humillarse ante nadie.
Está visto que doblar el espinazo ya no se lleva. Mi generación, junto a todas las anteriores y alguna posterior, recogió la aceituna, a tiempo completo o en fines de semana y festivos, en el seno familiar o por cuenta ajena. La aceituna era nuestra y la recogíamos nosotros. Pero ahora no es así: nos cuesta hacerlo cada otoño/invierno con recursos humanos propios. El algodón, en la Vega, ha nacido disparejo, asustado, como cualquier niño chico entre tanta tormenta. Mientras la castañuela plaga los surcos, se antoja misión imposible encontrar lugareños que se apresten a doblar el espinazo a jornal, labrando a mano, agachados 5 o 6 horas. El panorama hipotético, el barrunto de un nuevo cierre de fronteras, de una campaña de recolección sin subsaharianos, magrebíes y rumanos, alarma de tal modo a los empleadores que alguna patronal agraria propone la alternativa de permitir la contratación extraordinaria de paisanos perceptores del subsidio de paro. Como plan de empleo para la cruda reconstrucción que se avecina, no tendría precio. 2.000 galdurienses, repartidos hoy, en las tareas del espárrago, la cereza, los tomates o los rábanos, por Navarra, Extremadura y Francia, se apuntarían con gusto a la propuesta de Coag. Pero, aun así, ¿cuánto aceite jiennense nos daría tiempo a producir antes del 31 de diciembre, fecha límite para certificarlo con el flamante marchamo IGP ‘Aceite de Jaén’?
Marejadilla de fuerza ‘6’ en Cs. Su único concejal en La Guardia, Manuel Carlos de Castro, que propició el gobierno en coalición con el PSOE, vira bruscamente para apoyar una moción de censura impulsada por el PP, horas después de conocerse que el actual regidor, Juan Jesús Torres, interpusiera una demanda por la supuesta existencia de una caja ‘b’ durante el prolongado mandato, 16 años, de su antecesor, el popular Juan Morillo. Ciudadanos, ipso facto, suspendía cautelarmente de militancia a De Castro, primer suplente del único diputado provincial naranja, Ildefonso Ruiz. Ruiz, paralelamente, registraba un escrito en Diputación comunicando la sustitución de su representante en la junta asesora del Consejo Provincial de Alcaldes, Miguel Moreno, primer edil de Porcuna, al entender que éste hizo caso omiso a sus propuestas en el cónclave ‘telemático’ del 14 de mayo. La discrepancia viene de lejos. Miguel, líder provincial indiscutible en la sombra, afín a Juan Marín, no acepta la autoridad de Ildefonso. En la votación para elegir al diputado de Cs por el partido judicial de Jaén, al producirse un empate, 8-8, entre el candidato de Moreno –Enrique Puñal, Cárcheles- y el de los partidarios de Fran Hervías –Alejandro Morales, Albanchez, avalado por María Cantos-, la dirección regional nombró al mancharrealeño Ildefonso Ruiz. Una disensión que fue acrecentándose durante el proceso congresual, donde Hervías obtuvo más compromisarios andaluces que Marín, por más que Miguel Moreno, portando la banderín de enganche del vicepresidente de la Junta, arrasara aquí. Entendiendo que el futuro orgánico de Cs en Jaén le pertenece, Moreno aguarda la caída de Ruiz, y su relevo por el segundo suplente –De Castro ya no cuenta-, Javier Barranco, de Torredelcampo, llamado a ocupar la secretaría de organización, junto a Marian Adán –que acaba de ser designada responsable de ‘Justicia’ en la delegación del Gobierno- como coordinadora provincial. De esta guisa, en Sevilla volverán a tener la última palabra.
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