La división política en Jaén, añeja, rancia, decimonónica y lastimera, siempre tuvo un gran damnificado, la propia Jaén. Los dos principales partidos se pelean a diario, sin escatimar en epítetos rimbombantes y gruesas descalificaciones, a resultas de mil retos y afrentas sobre los que no están dispuestos a transigir cuando gobierna el otro. El maniqueísmo que encierra la disputa tiene su origen en la incapacidad de imponer el discurso de Jaén, las urgencias de Jaén, allá donde se dirimen y se juegan los cuartos: en los despachos de ministerios y consejerías. Lo que viene a continuación, es puro teatro, simple impostura. Influyen tan poco en los centros decisorios estatales y regionales que terminan por culpar al rival de todas las desgracias que nos vienen en camino cuando la realidad insobornable de los hechos dicta que ni unos ni otros tuvieron la valentía suficiente para rebelarse ante sus jefes, a costa de lo que fuera, incluido su propio estatus, exigiendo la conversión de las carencias de Jaén en cuestión de Estado. Esa es la única verdad verdadera, lo que ningún mandatario jiennense del PSOE o del PP te reconocerá en público: que toda la escenificación de la política doméstica gira en torno a la gran mentira de que la responsabilidad de que no avancemos adecuadamente es del contrincante, que no sólo no quiere a Jaén, sino que además, cuando ejerce la responsabilidad de gestionar los presupuestos públicos, a la menor oportunidad, la jode, la invisibiliza, la ningunea.
Llevan con semejante dislate dialéctico cuarenta años y, comoquiera que no van a reconocer su peso específico real en las alturas del aparato (tan grácil, tan ligero, tan imperceptible, tan insustancial), se aferran al triste recurso argumental de atribuir al rival una inveterada animadversión por su tierra. Acaba de constituirse el primer Gobierno estatal de coalición de izquierdas, PSOE-UP, y cumplirse el primer aniversario del Ejecutivo del cambio, PP-Cs, en Andalucía, y ni un solo ministro, ni un solo consejero autonómico, nació y se crio políticamente en Jaén. El periodismo oficial, acomodado/adocenado, se entretuvo en elucubrar alegremente acerca de supuestas figuras emergentes con denominación de origen autóctono, predestinadas a sacarnos de pobres, pero a la postre concluyeron en la glosa y la sublimación, como de costumbre, de las migajas de unos cuantos puestos secundarios y la rocambolesca adscripción afectiva a Jaén de algún que otro forastero que por azares del destino laboral estuvo un tiempo por aquí y, al poco, se fue por donde había venido. ¡Nos conformamos con tan poco!
Semana de Fitur. La embajada jiennense toma la Villa y Corte. Contadas reuniones en ministerios, peonadas en IFEMA y veladas deportivo-gastronómicas. Nada nuevo bajo el sol frío de enero. Úbeda/Baeza tira de un destino provincial todavía en la cola andaluza. ITI. A la inquietud mostrada, hace una semana, por las plataformas de reivindicación ciudadana sobre la Inversión Territorial Integrada se suma ahora el mandamás del PSOE provincial, Paco Reyes: “La ITI me preocupa, tanto la que tiene que gestionar el Gobierno de Andalucía como la que tiene que gestionar el Gobierno de España”. La ITI nos llegó tarde, en postrera convocatoria, y ahora tamaña acumulación de papeleo, unida a la exigencia de reflejar en sucesivos presupuestos las partidas comprometidas, a cualquiera que esté informado, le quita el sueño. Reyes, por lo demás, prefiere no alimentar cábalas sucesorias en el PSOE andaluz, reiterando su apuesta por Susana. En las primarias de finales del próximo verano, a las que podrá concurrir cualquier candidato con sólo el 3 por ciento de avales del total del censo, suenan alternativas plausibles como María Jesús Montero, Juan Espadas y Felipe Sicilia, en un partido todavía desnortado tras el desalojo de la Junta. La Carrera Urbana de San Antón, el sábado, volvió a ser un éxito de participación, catorce mil, con salida escalonada: los atletas federados por delante, por mor de aligerar el coste de inscripción de la prueba en el calendario nacional, a 3 euros por cabeza, y a bastante distancia, el resto, lo que no gustó a los nostálgicos de la San Antón pretérita, pepera. Y con la recolección de aceituna a un tris del remate, los precios ruinosos en origen fuerzan a Asaja, Upa y Coag, conjuntamente, a plantear movilizaciones a partir del 30 de enero. Menos cosecha de la esperada y precios en caída libre. ¿Quién lo entiende? El fiasco del almacenamiento privado, la incontenible eclosión en otros lares del olivar intensivo y superintensivo y la incapacidad manifiesta de Jaén para manejar los vaivenes del mercado condena a la patronal del campo a emular la vieja estratagema sindical de cortar carreteras. La desesperación y sus quimeras.
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