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3D, el moderantismo andaluz ante sus contradicciones

La Andalucía que alumbró el 2D, el triunfo revanchista de un tridente insospechado de derechas (del centro a la más extrema) que trata atropelladamente...

Publicado: 09/12/2018 ·
23:31
· Actualizado: 09/12/2018 · 23:31
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Autor

Manuel Expósito

Director general de Gestión de Medios Jiennenses

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El blog Expositor se centra en la crónica política de la semana en Jaén y provincia

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La Andalucía que alumbró el 2D, el triunfo revanchista de un tridente insospechado de derechas (del centro a la más extrema) que trata atropelladamente en las últimas horas de ponerse de acuerdo para acometer, sin más demora, la inaplazable tarea de desmantelar 36 años de aparataje psoísta en la Junta, quebró ipso facto, el mismo domingo de autos, sin la menor delicadeza, la estabilidad laboral y emocional de varios miles de empleados públicos de esa “administración paralela” tan recurrente, tan manida, en la reciente campaña electoral. En eso, de entrada, coinciden plenamente los nuevos socios, condenados a entenderse, PP, Cs y Vox, segundo, tercero y quinto, en un escenario con solo cinco actores. El PSOE de Susana, pese a ser la fuerza más votada, a 7 escaños del segundo, se va poniendo en lo peor, es decir, en ni pinchar ni cortar durante la larga travesía de una legislatura, erre que erre, opositando, sin tocar pelo, dale que te pego. En Adelante Andalucía, ibídem, no les cabe la menor duda de que su futuro inmediato en Andalucía está más en la calle que en Las Cinco Llagas. El frente susanista contra el fascismo, como estrategia poselectoral para unas prisas, se topa con la negativa en rotundo de Ciudadanos a sentarse a negociar con el PSOE-A, a considerarle siquiera interlocutor, en pos de una gobernabilidad sin Vox. Quienes introdujeron la bicha del secesionismo catalán en la campaña andaluza no van a renunciar ahora a sus réditos a través de una alternancia que rompa y rasgue y levante las alfombras de San Telmo como preludio de otro sonado, el más esperado, triunfo del tridente de las derechas en el súper-año electoral que se avecina. Albert Rivera solo espera de Susana Díaz que se allane, multiplicándose por cero, sin condiciones, para dar el poder a Juan Marín como mal menor. Obviamente, en esa tesitura, el PP amenaza con plantarse, cerrarse en banda, favoreciendo una nueva convocatoria electoral. El grupo europeo liberal advierte a su socio español, Cs, sobre alianzas no recomendables, incluso inhabilitantes, con la ultraderecha. Pero el voto de Vox hace ocho días hizo alarde de transversalidad, porque si el PP habría perdido en favor del partido que preside Santiago Abascal 170.000 respaldos; Ciudadanos se dejó no menos de 45.000; 30.000, el PSOE; y 10.000, Adelante Andalucía. La abstención castigó a la izquierda, el sanchismo recalcitrante hizo campaña a favor del voto nulo y la facción antipodemita de IU se mantuvo en sus trece de no votar listas encabezadas por antiguos rivales internos.

La legión de cesantías en la estructura de poder regional, de retorno ordenado a sus agrupaciones de origen en busca del premio de consolación de los ayuntamientos, y el frenazo presupuestario en políticas de género e igualdad, integración e inmigración y dependencia, barruntan, más pronto que tarde, la primera hecatombe en esta crónica de un relevo larguísimamente acariciado por las derechas andaluzas. Los hermanos pequeños de los inspiradores del ‘15M’ toman de nuevo las calles a sabiendas de que, sin la inocencia de antaño, ya nada será igual. Paralelamente, en el interminable primer baile agarrado entre azules y naranjas, cuesta una enormidad pasar del flirteo casto al magreo propiamente dicho, o cómo empezamos a intercambiar fluidos, a repartirnos los cargos y los despachos sin que el respaldo de la extrema derecha nos pase factura. En determinadas mesas electorales del casco antiguo de Jaén, y quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, Vox se alzó con el segundo puesto. Sea como fuere, incluso después de la dulce derrota del 2D, la convivencia en el PP de Jaén sigue presidida por el mal rollo. Los resultados de la capital, el ‘casi’ triple empate con PSOE y Cs, la falta de interventores en todas partes, la escasísima capacidad de convocatoria de afiliados del día de Santa Catalina para arropar a Pablo Casado, el pinchazo –asimismo- de Juanma Moreno en Alcalá La Real y, sobre todo, la supuesta administración del día después, convierten la atmósfera de San Clemente, hoy por hoy, en irrespirable. Gabino Puche y allegados decidieron hace semanas, en previsión de un catastrófico 2D para la suerte electoral del PP-A, organizar una comida de homenaje/adhesión a la figura de José Enrique Fernández de Moya el sábado que viene, 15 de diciembre. La rehabilitación pública de su denostada figura en aras de propulsarla hacia un triunvirato de mando en el PP andaluz post Moreno Bonilla que compartiría con Zoido y Nieto. La tozuda realidad, no obstante, volvió a hacer añicos los planes de Gabino, volatilizando el retorno de Josenri y, de paso, agudizando el enfrentamiento a cara de perro por la presidencia provincial entre Juan Diego Requena y Javier Márquez.

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