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AOVEs, Michelines y Elecciones

Sprint final. El 2D ya está aquí. Las cuatro principales opciones políticas apuran una campaña que parece concebida para remarcar el perfil institucional...

Publicado: 26/11/2018 ·
00:07
· Actualizado: 26/11/2018 · 00:07
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Autor

Manuel Expósito

Director general de Gestión de Medios Jiennenses

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El blog Expositor se centra en la crónica política de la semana en Jaén y provincia

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Sprint final. El 2D ya está aquí. Las cuatro principales opciones políticas apuran una campaña que parece concebida para remarcar el perfil institucional de Susana Díaz, para orillarla con respecto a los demás, como si ella fuese la única que pisa moqueta y viaja en la parte de atrás de un coche ‘oficial’ conducido por un chófer asalariado. Bien es cierto que cualquier envite electoral desde el poder andaluz en los últimos treinta y tantos años comportó este tipo de aislamientos escénicos: todos contra uno, pero la estrategia conjunta de PP, AA y Cs, en esta ocasión pasa inequívocamente por considerar la permanencia ininterrumpida del PSOE en el gobierno de la Junta como una anomalía democrática, asociando su eficiencia electoral a una suerte de técnicas inconfesables de sometimiento y adoctrinamiento de la población, sobre todo en el ámbito rural, que el  eurodiputado de Cs Javier Nart denominaba en Bailén, este pasado sábado, como “neocalifato viciado”, asegurando, categórico, que la convergencia de Andalucía con el resto de España y Europa sigue  siendo una quimera: “Estamos donde estábamos hace 37 años, no ha habido variación ni avances objetivos en cuatro décadas, ni en educación, ni en sanidad, ni en facilidades para emprender”. La descripción de ese panorama sombrío, de ese desdén menospreciativo, no es diferente al que venimos viendo que usan otros catalanes perdonavidas desde las filas del independentismo, e incluso castellano-leoneses fervorosos de la patria de Onésimo Redondo como la ex ministra Isabel García Tejerina, la diputada más rica del Congreso. Pablo Casado se placea y foguea por Jaén so pretexto de unas elecciones autonómicas andaluzas, emulando al José María Aznar de 1990, de Úbeda a La Carolina sin olvidar a Santa Catalina, reforzando así su recién estrenado liderazgo, con caravana propia, y donde su candidato a la presidencia de la Junta, Moreno Bonilla hoy como hace veintiocho años Gabino Puche, le haga de telonero en los mítines estelares.

Y comoquiera que no aprendimos nada de las grandes tragedias de nuestra Historia, el problema catalán –junto al vasco- como nudo gordiano de la desvertebración de España, perdura, inalterable, con idéntico toma y daca en el fragor de la batalla, cual soniquete, en pos de la equiparación de las personas, con independencia de la región que habiten, y no de los territorios, envueltos en la hojarasca de las banderas, los himnos y la disputa por el destino final de nuestros impuestos. Las referencias al callejón sin salida del Procés son constantes en el ruedo político andaluz, pero solo una formación, Ciudadanos, es capaz de traer a esta campaña a su cabeza de cartel en Cataluña, Inés Arrimadas, que casualmente fue el aspirante a la presidencia de la Generalitat más votado en los últimos comicios catalanes. Al resto, con perdón, le cuesta sostener el mismo discurso aquí y allá, sin perecer en el intento. La intención de Susana de hacerse con el control federal del PSOE siempre tuvo enfrente al PSC, aliado natural de Pedro Sánchez como antes lo fuera de Zapatero. Por eso, en resumidas  cuentas, en la campaña andaluza del PSOE y de Podemos aparecen lo justo, incluso menos, los líderes estatales. Ni Susana Díaz ni Teresa Rodríguez les echan en falta. En el PP, en cambio, hoy por hoy, esa disonancia no se produce, pero ello, electoralmente hablando, no le importa a casi nadie.

Anoche, en Cantina de la Estación de Úbeda, se ponía broche culinario de lujo a la V Fiesta del Primer Aceite de Jaén. Un selecto grupo de comensales se deleitaba con la cocina de nuestro mejor elenco de chefs, entre los que no podía faltar el laureado Pedro Sánchez, de Bagá, la primera estrella Michelín que adorna la entrada de un restaurante de la provincia de Jaén. El empeño denodado de la Diputación de Jaén en pos del objetivo enarboló durante los últimos años diversos candidatos al estrellato, propuestas asociadas siempre a la bondad gastrosaludable de nuestros espectaculares aoves. Lo dijo, este fin de semana, en el remozado auditorio del Hospital de Santiago, haciendo acopio de retranca, Paco Reyes: “Hemos tardado veintidós siglos en comprender que la aceituna había que recogerla antes de que madurase”. Para el palmarés del presidente de la corporación provincial en el transcurso de un mandato al que apenas restan seis meses quedará el polvo de estrellas de sus fotos enmarcadas con el presidente del Jaén Fútbol Sala y con el cocinero del Bagá. Un paraíso interior al que no le queda otro remedio que proyectarse hacia el exterior a base de pequeños éxitos domésticos para combatir una despoblación que amenaza con dejarnos en cuadro. Tremenda paradoja, ni que decir tiene, como la de ir a votar este domingo desde el convencimiento de que, en lo sustancial, nada cambie.

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