Eutopía

Visibles, reales y existentes

Nuestra sociedad avanza con una rapidez difícil de asumir. Somos sus cómplices y abordamos nuestra existencia con ligereza, con demasiada premura

Publicado: 15/10/2019 ·
12:29
· Actualizado: 15/10/2019 · 12:29
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Autor

Belén Ríos Vizcaíno

Belén Ríos es trabajadora Social. Profesora de la Universidad de Huelva.

Eutopía

Activista Feminista. Compañera partícipe de la Defensa de los Derechos Humanos y Movimientos LGTBIQ

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Nuestra sociedad avanza con una rapidez difícil de asumir. Somos sus cómplices y abordamos nuestra existencia con ligereza, con demasiada premura, sin detenernos apenas para reflexionar o discernir sobre nuestros propios pasos. Ciertamente, esta actitud frente a la vida siempre pasa factura… hace que nos olvidemos de cómo disfrutar de nuestras prioridades o de solidarizarnos ante las necesidades que afectan a determinados colectivos o comunidades. Si tuviéramos la capacidad de integrar en nuestro esquema vital el pensamiento de que cada uno de nuestros actos tiene una repercusión no sólo a escala personal o familiar, sino a nivel mundial y cosmológico… reconoceríamos que es necesario “caminar” pero no por el hecho simplemente de “avanzar”, sino para amar, sentir, actuar, pensar, relacionar, construir, apoyar o estar “dejando huella”. Sobre esta necesidad de analizar nuestra realidad social se llevan a cabo muchas acciones que nos pueden ayudar a ser mejores personas y a convertirnos en profesionales con una mayor formación humana e intelectual. Quienes trabajamos interactuando constantemente con otras personas tenemos que prestar especial atención a nuestro “saber escuchar, dialogar, respetar y no enjuiciar” a los demás, al igual que al continuo reciclaje actitudinal, formativo y normativo. Por ello, la educación en valores y la perspectiva de género deben ser trasversal y constante. Porque… ¿quién se atreve a desmoronar los cánones del sistema hegemónico? ¿Cómo sobrellevar los riesgos y los señalamientos cuando se provoca la ruptura de concepciones ideológicas dogmáticas? ¿Cómo soportar la presión discursiva de las instituciones que han regentado el poder como si fuese un rasgo genético, cuando se promulga  objetivos para insertar, por derecho, a las personas que han sido excluidas cíclicamente en los diferentes contextos sociotemporales?¿Quién aboga por la transformación social radical cuando supone metamorfosear nuestros códigos existenciales grabados lentamente por los agentes de socialización?¿Cómo aceptar el reto de ser referente de lo no reconocible?¿Cómo contaminar el pensamiento contemporáneo con premisas basadas en el derecho a ser, simplemente, y en la inclusión de toda la ciudadanía desde la clave de la justicia? La obra ‘Deshacer el Género’, de la filósofa Judith Butler, es un revulsivo que replantea lo “constituido”, lo que se ha establecido ‘ab initio’ como “reconocible” por real y existente: “Imaginar lo humano más allá de sus límites convencionales”. Sería necesario desencializar las categorías que separan, clasifican y tabulan al ser humano al matrizarlo en un molde estrictamente binario: “Las normas mismas pueden desconcertarse, mostrar su inestabilidad y abrirse a la resignificación”. Desterrar las argumentaciones que impulsan y favorecen la hegemonía prepotente y excluyente basada en el modelo heterosexual, masculino y androcentrista es todavía una asignatura pendiente. El desafío de “deshacer” es una señal distintiva de una actitud abierta a las reformulaciones… es una característica canalizadora de alternativas y posibles soluciones a las problemáticas y necesidades que se gestan continuamente con el malestar psicosocial de las personas y en las estructuras sociales y culturales. Ser… “visible”, por lo tanto, existente es o debería ser un derecho innegable e inherente a todas las personas.

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