Eutopía

Viviendo mi Paradoja

Formo parte de una gran multitud que vivimos y dejamos vivir. Seamos Intolerantes con la Intolerancia

Publicado: 08/10/2019 ·
13:37
· Actualizado: 08/10/2019 · 13:37
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Autor

Belén Ríos Vizcaíno

Belén Ríos es trabajadora Social. Profesora de la Universidad de Huelva.

Eutopía

Activista Feminista. Compañera partícipe de la Defensa de los Derechos Humanos y Movimientos LGTBIQ

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Paradojas de la vida. ¿Cómo un militante de un partido político con tintes y manifestaciones fascistas puede decir que quienes son diferentes no los entienden? Es cómo preguntar: ¿De qué color es el caballo blanco de “Santi”? Y que te contesten “rosa fucsia”. Así es el nivel máximo de raciocinio de los eslabones perdidos de los primeros antepasados. La diversidad es lo “natural”. La homogeneidad es una construcción sociocultural e ideológica ficticia, que sólo responde a intereses partidistas. Son filoamantes del poder y la dominación, del complejo de superioridad y los anclajes. Hay seres, aparentemente humanos, que lanzan humaredas pestilentes de prejuicios. Que encima, cuando te señalan, te pueden llegar a acusar de que les persigues. Es un sinsentido. No debe darse cabida ni admitir ni una milésima de fisura en nuestra Democracia de aquellas consignas promotoras del odio. Yo soy un objetivo, un problema para ellos/as. Soy la prueba de la mismísima Teoría de la Paradoja del filósofo K. Popper, porque proclamo como una verdad que es imprescindible afianzar y consolidar en España, y más concretamente en Andalucía, lo escrito por él: “Deberemos reclamar, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes. Deberemos exigir que todo movimiento que predique la intolerancia quede al margen de la ley y que se considere criminal cualquier incitación a la persecución, de la misma manera que en el caso de la incitación al homicidio, al secuestro o al tráfico de esclavos […] Tenemos por tanto que reclamar, en el nombre de tolerancia, el derecho a no tolerar la intolerancia”. La ultraderecha no tendría que tener ningún escenario donde se le diera protagonismo. Cada vez que se les escucha, el mensaje es el odio. Cuando se les lee, continúan con la propaganda sucia, que salta de un estereotipo a otro sin la más mínima dosis de decencia ni pudor. Hacen sufrir a su larga lista “victimaria” y para aliviarse del dolor que generan no basta con “hemoal” ni con la indiferencia, ni con la apatía, ni actuar con su mismo rasero… Simplemente, no deben estar con puestos de responsabilidad en ningún estamento institucional, ni público ni privado. La incitación al racismo, a la xenofobia, a la LGTBIQfobia, al patriarcado o al machismo violento tiene que ser atajado de manera urgente y sin contemplaciones. Desde el deber democrático, desde los principios constitucionales y estatutarios, desde el ordenamiento jurídico. Los tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) tienen que ser un mismo pábilo para dar luz a los valores fundamentales. Los “hombres del saco” deberían nombrarse sólo en las fábulas de terror, no en la Historia de los “Estados sociales y democráticos de derecho”, ni en el pluralismo político, ni institucional, ni en los centros educativos, ni en las Iglesias, y ni mucho menos en las unidades básicas de socialización, es decir, en las familias. Si se siembra el desprecio, la aniquilación de la diversidad o si sólo se entiende de fronteras, de expulsiones, de limitaciones, de agresiones… entonces estamos a las puertas de una destrucción comunitaria. Yo entiendo (en muchos sentidos) pero siempre desde la Igualdad y No discriminación, desde la ética humanística y los valores sociales. Es una suerte, porque formo parte de una gran multitud que vivimos y dejamos vivir. Seamos Intolerantes con la Intolerancia. 

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