Eutopía

De todo corazón... Gracias

Cuando tu vida te ha puesto de frente ante el sufrimiento, llega un momento donde corres el riesgo de normalizarlo

Publicado: 04/06/2019 ·
14:09
· Actualizado: 04/06/2019 · 14:09
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Autor

Belén Ríos Vizcaíno

Belén Ríos es trabajadora Social. Profesora de la Universidad de Huelva.

Eutopía

Activista Feminista. Compañera partícipe de la Defensa de los Derechos Humanos y Movimientos LGTBIQ

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Cuando tu vida te ha puesto de frente ante el sufrimiento, llega un momento donde corres el riesgo de normalizarlo. Le hablas de “tú” al miedo. Te tomas un café entre insomnios e inseguridades. Te escondes debajo del silencio para dejar de escuchar los gritos. Las ideas, las teorías, los manuales se quedan desnudos cuando se abren ante las experiencias. La crisis está garantizada. El señalamiento, igualmente. El entorno habla, opina, da consejos, te reprende por tu inmovilidad, pero sólo una sabe lo que se padece cuando ya, tiempo atrás, dejaste tu luz para reflejar sólo las sombras de otro. Tus seres queridos decidieron en momentos de incomunicación desahuciarte, porque el cansancio venció el pulso. Pasan las hojas del calendario y no sabes cuál será la chispa que incendiarán tus ojos. Salvarte es la opción, lo sabemos. El cómo es lo que hace que te sobrecojas ante las pérdidas de lo único que ya reconoces como cotidiano. El futuro se torna más minado que este presente que, aunque insoportable, no te vende humo, porque, de hecho, imposible comprar aquello en lo que tú misma te has convertido. Por eso, cuando se cruzan personas que, a pesar de chocarse una y otra vez con las mismas piedras, no tuercen el camino ni el sentido de su andadura profesional, las escuchas, confías y empiezas a dibujar en las arenas movedizas de tus deseos palabras que giran en torno a las tentativas de probar de nuevo el sabor del descanso y la paz interior. Y esos seres humanos también sufren con el vaivén de estar en las cuerdas flojas, en los puntos de mira de los agresores, en esas listas de las “no deseables o de las “revulsivas”, porque nunca se van a ir sin recordar que simplemente “están”, sin prejuzgar, sin meterte en el saco de lo que un día, sin preavisos ni salvoconductos, va y te bloquea todas las ventanas de emergencia. Toda medida centrada en las víctimas (mujeres, personas menores, mayores, en situación de dependencia, con diversidad funcional, mujeres cuyas hijas/os fueron asesinadas/os) es necesaria para erradicar la violencia de género y doméstica. Actuaciones que deben ser meticulosamente bien diseñadas y planificadas. Implementándolas con ese respeto que sabemos debemos a estas vivencias que son provocadas por las lacras del machismo, patriarcado, estereotipos de género, o androcentrismo…Hay mucho que hacer y que seguir defendiendo. Y más en una atmósfera cuyos vientos no reivindican precisamente la igualdad entre mujeres y hombres. Ayer se clausuró un programa de formación exhaustiva, dirigida para profesionales, alumnado y personas directamente implicadas con esta manifestación cruel, inhumana, denigrante y vejatoria. La actividad, impulsada por la Mancomunidad de Desarrollo del Condado de Huelva y financiada por el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, ha sido una apuesta formativa bien encajada en sus ejes, incidiendo en la heterogeneidad de ámbitos. Gracias al más del centenar de personas asistentes y participantes. A quienes confiasteis en mí. Y especialmente Gracias, de todo corazón, a las excelentes personas y profesionales del CIM del Condado, a Herminia, Alejandra y Ester. He aprendido mucho y me habéis transmitido algo que no tiene precio, la Esperanza. Un abrazo…

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