Eutopía

¿Recordar mis Esperanzas?

Actualmente es preocupante, sin duda, el status y el rol social que se le atribuye al hecho de que las personas en edad de trabajar...

Publicado: 04/06/2019 ·
13:35
· Actualizado: 04/06/2019 · 13:35
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Autor

Belén Ríos Vizcaíno

Belén Ríos es trabajadora Social. Profesora de la Universidad de Huelva.

Eutopía

Activista Feminista. Compañera partícipe de la Defensa de los Derechos Humanos y Movimientos LGTBIQ

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Actualmente es preocupante, sin duda, el status y el rol social que se le atribuye al hecho de que las personas en edad de trabajar, estemos o no integradas en el mercado laboral. La dualización de la sociedad se va agravando, puesto que es determinante poseer una estabilidad laboral, aunque sea medianamente precaria, para el reconocimiento de los derechos fundamentales de la ciudadanía. Es menester tener en cuenta y rebelarnos, ante la evidencia de la injusta discriminación a la que se somete al colectivo de la tercera edad en este terreno, y en otros que afectan y siembran consecuencias nocivas a nivel individual, familiar y comunitario. Quizás y con independencia de la edad, el condicionamiento más pernicioso, es la soledad. ¿Quién se encuentra preparado para asumir ese estado cuando no es elegido libremente?  ¿Qué opciones y recursos tienen las personas mayores cuando no pueden acceder al apoyo de sus redes familiares o vecinales y no están en condiciones de valerse por sí mismas? ¿Por qué no se va educando a la actual y a las nuevas generaciones en el imprescindible respeto intergeneracional? El poeta Manuel Altolaguirre, se cuestionaba en su poema, Preguntas: “¿Recordar mis esperanzas? ¿Revivir mis ilusiones? ¿Ir hacia atrás? ¿Volver al centro del alma? ¿Romper espejos? ¿Pedir, pedir a gritos la noche? No mires atrás, no mires. Mira al sol y a las estrellas.” Nuestras personas mayores tienen un papel importante y necesario en la conformación de todas las estructuras (sociales, económicas, culturales, políticas.). Debemos aprender y disfrutar de su sabiduría y experiencia vital y por supuesto, tenemos la obligación de velar por su bienestar integral y de su calidad existencial. Ramón Buxarrais, es el autor de un magnífico compendio de los deseos de las personas mayores, y que muestra con nitidez y claridad blos miedos e inseguridades, los deseos y aspiraciones de todas las personas en este periodo de vida.  En el que expresa: “Deseo que me hagas sentir que soy amado/a, que soy útil todavía, que no estoy solo/a. Deseo que me ames por lo que soy y no por lo que tengo. Deseo que tengas tiempo para escucharme sin prisas, aunque lo que yo te diga te importe poco o nada. Deseo que no me digas ¡Ya me has contado tres veces lo mismo!, y me escuches como si fuera la primera vez que te lo cuento. Deseo que me recuerdes los aciertos y éxitos de mi vida pasada y no me hables de mis errores y de mis fracasos. Deseo poder sentir la caricia de tu mano sobre la mía y escuchar, sin agobiarme, palabras suaves de ánimo cuando me sienta solo/a o deprimido/a.…Gracias, mil gracias, por atender mis deseos. Un día, otras personas, los harán posibles para ti”. Es casi imposible, aplicarles añadiduras. No hace faltan más comentarios. Prediquemos con nuestro ejemplo, tratemos al resto de seres humanos, como queramos que nos consideren, y de forma más especial, a quienes padecen una situación de vulnerabilidad o necesidad. Las personas mayores, son una fuente de enseñanza. Un potencial de participación y movilización. 

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