Eutopía

Si no peleamos…

La cuestión es rasgarse las vestiduras por cuestiones ‘secundarias’ y no ahondar en las grandes necesidades de la ciudadanía

Publicado: 08/04/2018 ·
18:03
· Actualizado: 08/04/2018 · 18:03
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Autor

Belén Ríos Vizcaíno

Belén Ríos es trabajadora Social. Profesora de la Universidad de Huelva.

Eutopía

Activista Feminista. Compañera partícipe de la Defensa de los Derechos Humanos y Movimientos LGTBIQ

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A  nivel masivo, la telaraña mediática nos continúa polarizando. Esta semana no sólo seguimos soportando los coletazos de los movimientos independentistas de Cataluña, sino que ahora el debate nacional lo centramos en determinadas figuras de la Monarquía o en la obtención fraudulenta de un título de formación académica de una presidenta autonómica. La cuestión es rasgarse las vestiduras por cuestiones ‘secundarias’ y no ahondar en las grandes necesidades, problemáticas y demandas de la mayoría de la ciudadanía. Y lo cierto es que parece ser que funciona la anestesia, porque nos hacemos hilo de transmisión de estas superficialidades. Lo realmente importante no es si miembros de la ‘realeza’ discuten o no, se prestan o no, por hacerse una fotografía pública con ‘menores’. La raíz es otra. ¿Es necesaria una monarquía parlamentaria? ¿No tenemos la capacidad de funcionar como, por ejemplo, una república? ¿El coste público de lo que nos supone tenerlos/as está justificado? ¿Están teniendo una efectividad en los conflictos actuales?... El descrédito institucional es sobresaliente por el pasado ‘reciente’ y por la ausencia presente. Cataluña… sálvese quien pueda. El ir y venir de pseudo políticas/os que van aferrándose a los intereses individuales, olvidándose de los colectivos. Las constantes pataletas y llamadas de atención de las/os cabecillas que sólo pretenden dividir y abonar discordias. O por otro lado, los partidos políticos que sólo buscan hablar más alto (que no más claro) para ser más llamativos. Por otro lado, si Cristina Cifuentes finalmente obtuvo el máster de aquella manera, pues que asuma responsabilidades. También sabemos cuáles son los resultados… depende de quién seas, tendrás más o menos repercusiones. Expedientes ‘C’ de corrupción en España le dan cuerpo a la lacra de haber tenido y de seguir manteniendo a una panda de delincuentes, ya tengan sangre azul o roja. Esto sucede con el beneplácito conformista de un contexto social que prefiere devorar programas televisivos con un contenido extremo de basura y de escasos valores antes que defender nuestros derechos socioeconómicos, laborales, culturales e ideológicos. Deberíamos revisar nuestras prioridades como ‘país’, como ‘pueblo’ o ‘comunidad’. Y no consentir grietas en instituciones tan transcendentes para nuestra trayectoria en el progreso y bienestar. La respuesta general debiera ser contundente, sin demorarnos, en la prevención o evitación de la gravedad o cronicidad de actuaciones perjudiciales e inadecuadas (malversación de fondos públicos, cohecho, falsedad documental, fraude, blanqueo de capitales, prevaricación, enchufismos, tratos de favor, etc…) Ya es vox populi que España no es referente de transparencia ni ejemplaridad. No se explica cómo se tapan tantos casos de podredura política y empresarial con el impacto nocivo que supone en todos los ámbitos. Ni tampoco que la pasividad sea nuestra reacción permanente. Del ‘manotazo’ metafórico que tendríamos que hablar es del que diéramos colectivamente a todo aquello que nos aleja de la justicia e igualdad.  Por último, para apostillar, un pensamiento de Joan Baez, activista y cantante estadounidense: “Si no peleas para acabar con la corrupción, acabarás formando parte de ella…” De nosotras/os depende ser o no cómplices, por acción u omisión… 

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