España

La alternativa para Nissan no toma cuerpo un año después del anuncio de cierre

Cuando se cumple un año del anuncio del cierre de Nissan en Barcelona, la búsqueda de una alternativa industrial todavía no se ha concretado

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  • Nissan. -

Cuando se cumple un año del anuncio del cierre de Nissan en Barcelona, la búsqueda de una alternativa industrial que permita salvar más de 22.000 empleos todavía no se ha concretado y los proyectos que se han puesto sobre la mesa no contentan ni a las administraciones ni a los trabajadores.

El 28 de mayo de 2020, mientras España avanzaba en la desescalada de la primera ola de la pandemia, el grupo de automoción japonés tiró por tierra las escasas esperanzas que aún tenían los 3.000 trabajadores de los centros de Zona Franca, Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca: el cierre de las plantas era inexorable y se haría efectivo en diciembre de 2021.

Se abría, a continuación, un proceso de búsqueda de inversores interesados en desarrollar una actividad industrial en los espacios de Nissan con el objetivo de reducir al máximo el daño sobre la economía y el empleo del mayor cierre industrial ocurrido en España en los últimos años, que golpea a un sector, el de la automoción, que supone el 10 % del PIB.

El Ministerio de Industria, el Departamento de Empresa de la Generalitat y Nissan constituyeron el 2 de septiembre de 2020 una comisión, con presencia de los sindicatos, encargada de evaluar y seleccionar los potenciales proyectos, y que contrató los servicios de KPMG.

Nueve meses después, y pese a las declaraciones públicas de las administraciones valorando la buena marcha de los trabajos, la comisión no ha recibido oficialmente ningún proyecto con la envergadura suficiente para asumir los empleos que quedarán en el aire.

Según los sindicatos de las plantas (CCOO, UGT, USOC y CGT), los proyectos que están sobre la mesa son "insuficientes" para preservar el tejido industrial que se perderá como consecuencia de una decisión de cierre que, denuncian, se articuló "con mentiras y artimañas" desde la alianza de Nissan y Renault.

La comisión analiza en estos momentos 17 propuestas, de las que diez están enfocadas a crear un conjunto de compañías de electromovilidad, tres están dirigidas a la fabricación de vehículos eléctricos o de hidrógeno, dos a la de componentes, y dos más a actividades vinculadas a la construcción y almacenaje industrial.

Además, se habrían planteado dos proyectos de constructoras de vehículos (una de EEUU y otra china) interesadas en los espacios de Nissan, en especial el de Zona Franca, un enclave logístico de primer nivel con 500.000 m2, pero las conversaciones se estarían manteniendo con discreción para no entorpecerlas, según fuentes conocedoras de las gestiones.

En este escenario, los sindicatos se han movilizado ya en la calle para reclamar que se aceleren los trabajos y volverán a hacerlo mañana viernes, coincidiendo con el aniversario del anuncio del cierre de Nissan, para presionar a las administraciones.

"No tenemos nada que celebrar, pero vamos a llevar a cabo una huelga de un par de horas en todos los centros y saldremos a protestar a la puerta de la fábrica en Zona Franca, allí donde hace un año convocamos a los trabajadores para darles a conocer las malas noticias", ha explicado a EFE el secretario general de CCOO en Nissan, Miguel Ángel Boiza.

Boiza ha alertado de que el anuncio del cierre de Nissan y la falta de una alternativa industrial ha empezado ya a notarse en el tejido industrial de proveedores que se alimentaban de la multinacional nipona, con firmas como Bosch, Faurecia, Gestamp o Antolín y otras muchas más pequeñas, que ya están sufriendo recortes de plantillas.

En este contexto, los sindicatos han emplazado a las administraciones a tener cerrado ya un proyecto industrial antes de las vacaciones de agosto para empezar en septiembre a negociar la salida de los 2.300 trabajadores directos que estarán activos en diciembre, de los que unos 700 está previsto que se prejubilen.

"Cuando nos reunimos en la mesa de reindustrialización todo son buenas palabras y mensajes de tranquilidad, pero no nos fiamos", ha apuntado.

Los sindicatos han volcado también parte de sus esperanzas en el nuevo Govern que se acaba de constituir, al que instan "a demostrar que es un gobierno de izquierdas y a mirar, por tanto, por los derechos de los trabajadores". 

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