Sin embargo, los jueces no han retirado todavía a Karadzic su derecho a defenderse a sí mismo, lo que sí perderá en el caso de que cuando se reanude el juicio en marzo siga sin personarse en el tribunal, como ha hecho hasta ahora.
Por una parte, el TPIY señala que no puede esperarse de “ningún abogado, ni siquiera del más experimentado y eficiente” que pueda ayudar al acusado sin un tiempo de preparación “suficiente”, con lo que asume que un cierto retraso es inevitable.
Pero, por la otra, los jueces siguen dejando a Karadzic la puerta abierta para que en marzo pueda seguir defendiéndose a sí mismo y no les recrimine que le han arrebatado un derecho fundamental como el de la autodefensa.
“El acusado seguirá representándose a sí mismo, lo que incluye la presentación de mociones o la respuesta a las presentadas por la fiscalía, y podrá seguir preparándose para el juicio”, explica el TPIY en un comunicado.
Ahora bien, Karadzic perderá su derecho a defenderse a sí mismo si “continúa estando ausente u obstruye de otro modo” la marcha del juicio una vez que éste se reanude dentro de tres meses y medio. En ese caso, “dejará de tener derecho a la asistencia de su equipo defensor” y el abogado asignado asumirá la totalidad de la defensa.
En el caso de que Karadzic se persone ante la Corte en marzo, el juicio continuará con el acusado defendiéndose a sí mismo, mientras que el abogado de oficio seguirá el proceso y estará disponible en cualquier momento en que los jueces lo estimen necesario.
De este modo, los magistrados se aseguran que a partir de marzo el juicio pueda seguir adelante sin más retrasos, con o sin la presencia de Karadzic, que habrá perdido sus armas para obstaculizar el proceso.
Los jueces tomaron la decisión de asignar un abogado de oficio a Karadzic después de constatar que éste obstruía “persistentemente la marcha eficiente de su juicio, rechazando atender las vistas hasta que él considerase estar suficientemente preparado”.
El juicio a Karadzic empezó el pasado 26 de octubre, pero el acusado no compareció con el argumento de que no había tenido tiempo de estudiar las más de un millón de páginas de la acusación y los materiales elaborados por la fiscalía.
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