Las víctimas fueron encontradas en dos lugares de la favela Fumacé por la Policía Militar, y aunque los investigadores no han establecido las circunstancias de las muertes, presumen que las mismas están relacionadas con un ajuste de cuentas del narcotráfico.
Con esta matanza, el número de muertos por la arremetida del crimen organizado desde el sábado pasado subió a 39, de los cuales tres son policías, tres jóvenes ajenos al conflicto, y el resto supuestos delincuentes, según las autoridades.
“Infelizmente esto no es algo nuevo. Vivimos en un estado de guerra permanente, pero lo del fin de semana (derribo de un helicóptero policial) fue un señal de alerta de que el poder de fuego del tráfico de drogas y su osadía pasaron de los límites”, dijo a Efe Sebastiao Santos, coordinador del programa Viva Comunidade de la ONG Viva Rio.
En opinión de Santos, el narcotráfico está cada vez más fuerte en las favelas porque, además del mayor poder de fuego, que se nutre en el mercado negro de armas, la delincuencia ha “diversificado su negocio” pues además de la drogas, también controla algunos comercios y servicios.
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