El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha negado que el auge de la extrema derecha en España, con la entrada de Vox en el Congreso, se deba al movimiento independentista.
En un artículo en el 'Washington Post', ha afirmado que la extrema derecha es un fenómeno global que trasciende las fronteras españolas y que ha crecido por diversos factores, por lo que cuestiona que el independentismo sea una de sus causas: "¿Cómo podríamos explicar de otro modo el aumento de la extrema derecha en muchos países europeos sin movimientos de independencia?".
Torra ha acusado a los partidos españoles de culpar al independentismo de "todas las desgracias de España para absolverse de cualquier responsabilidad por su pobre historial y gestión", mientras que, según él, los diferentes gobiernos del Estado han discriminado a Catalunya con falta de inversiones.
"En lugar de asumir la responsabilidad de esta discriminación estructural, los partidos políticos españoles y sus portavoces académicos, intelectuales y mediáticos han preferido construir una narrativa falsa, vinculando al movimiento de la independencia catalana con el crecimiento de la extrema derecha", ha recriminado.
"EL VOTO EXTREMISTA YA EXISTÍA"
El jefe del Ejecutivo ha apuntado que Vox consigue sus apoyos de exvotantes del PP y Cs, de manera que concluye que "el voto extremista ya existía y no es nuevo", pero ahora se ha fragmentado en tres formaciones diferentes que compiten por este espacio.
También cree que la extrema derecha es parte del legado de la dictadura franquista y que durante 40 años estaba silenciosa: "Sin embargo, la respuesta violenta y amenazadora del Gobierno contra el proceso catalán pacífico y democrático respaldó el discurso de la extrema derecha, que anteriormente no se habían atrevido a expresar abiertamente".
En este sentido, ha asegurado que los principales partidos del Estado "han legitimado la idea de que la unidad de España es más importante que el respeto a la democracia y la justicia", y, a su juicio, esto ha normalizado a la extrema derecha.
Además, argumenta que, si España hubiera "reaccionado democráticamente a las demandas pacíficas del pueblo catalán, el extremismo de derecha en España no habría tenido el respaldo del sistema político al defender sus ideas radicales y antidemocráticas".
Por eso, ha insistido en que la mejor respuesta "al fascismo o, en este caso, al ultranacionalismo, siempre será promover la paz, la información libre y la unidad de los demócratas", y subraya que Cataluña avanzará por este camino para obtener el reconocimiento de su autodeterminación.
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