El poderoso clan familiar carece de un heredero capaz de asumir su legado político entre sus miembros más jóvenes, lo que, según los expertos, habría llevado a Kennedy a pasar la antorcha a Obama.
El presidente estadounidense, que pronunció ayer un panegírico en el funeral de Kennedy, en Boston (EEUU), celebró su fortaleza frente a la adversidad, su entrega a los más necesitados y sus triunfos legislativos, ya que encarna como nadie el idealismo, pasión y liderazgo que han convertido en leyenda al clan de origen irlandés.
La sintonía entre el inquilino de la Casa Blanca y los Kennedy quedó clara ayer durante la ceremonia fúnebre, en la que Obama fue la única persona ajena a la familia en recordar la figura del senador, a quien se refirió como “compañero, mentor y, sobre todo, amigo”.
La amistad de Edward o Ted, como era conocido popularmente, y Barack Obama comenzó a fraguarse a la llegada del entonces joven senador de Illinois a Washington en 2005, cuando el presidente de Estados Unidos tenía 44 años.
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