Las fuerzas de seguridad iraquíes han acusado a la red terrorista Al Qaeda de estar detrás de esta ola de violencia.
Se trata de la más mortífera cadena de atentados en 2009 y cobra especial relevancia ya que se produce después de la retirada de Estados Unidos de las ciudades iraquíes, el pasado 30 de junio y después de que el Gobierno de Irak decidiera, el 8 de agosto, comenzar la retirada de las barreras de hormigón de la capital.
Estos bloques dividían Bagdad en varias zonas y servían para controlar los movimientos de los coches y entorpecer la colocación de coches bomba y el Gobierno decidió retirarlos ante la mejora de las condiciones de seguridad en la ciudad.
Durante el año ha habido varios ataques, algunos de una sola explosión y otros de explosiones simultáneas, que han producido decenas de muertos, pero la jornada de ayer fue la más sangrienta.
El portavoz del Plan de Seguridad para Bagdad, general Qasem Ataa, en declaraciones a la cadena oficial de televisión local Al Iraquiya, responsabilizó de los ataques a Al Qaeda y a los seguidores del partido Baaz, en el poder en Irak durante la dictadura de Sadam Husein.
“La alianza entre la organización Al Qaeda y grupúsculos del Baaz está detrás de esos ataques”, subrayó el portavoz.
Ataa agregó que se ha abierto una investigación para determinar las causas de esta brecha que se ha producido en el ámbito de la seguridad.
El peor de los atentados se produjo por la explosión de un camión-bomba colocado delante del Ministerio Asuntos Exteriores y que costó la vida a al menos 47 personas e hirió a más de 200.
El ministerio está cerca de la fortificada Zona Verde de Bagdad, que cuenta con extremas medidas de seguridad, ya que alberga edificios gubernamentales y varias embajadas, entre ellas la de Estados Unidos.
Otro atentado similar ocurrió delante del Ministerio de Finanzas en la zona de Bab al Muazam, en el centro de Bagdad, donde murieron 28 personas y otras 180 resultaron heridas.
Un teniente coronel de la Policía, que declinó identificarse, dijo a Efe que esta oleada de atentados supone un mensaje de los grupos armados que indica que aún están presentes y que pueden cumplir sus planes de violencia cuando lo deseen.
A su juicio, el atentado que tuvo lugar cerca del Ministerio de Exteriores indica que ha habido un descuido en las tareas de vigilancia o que los atacantes contaban con la complicidad de alguien, ya que en ese lugar hay numerosos controles policiales.
Dijo que era probable que el conductor del camión-bomba que estalló en ese lugar portase la documentación necesaria para traspasar sin problema los puestos de control.
Otros ataques se produjeron de manera casi simultánea en barrios del este y oeste de la capital iraquí, y dejaron decenas de víctimas entre muertos y heridos.
Un testigo, identificado como Alaa Abdul Karim, declaró a Efe que la oleada de explosiones que sacudió la capital levantaron numerosas columnas de humo negro y polvo.
“Hoy (por ayer) ha sido un día negro para Bagdad. ¿Dónde están los cuerpos de seguridad ?”, se preguntó Abdul Karim, que añadió que tras los atentados las calles se vaciaron de personas y vehículos.
Tras las explosiones, las fuerzas de seguridad impusieron extremas medidas de seguridad y cerraron algunas avenidas para permitir el paso de las ambulancias y la policía e interceptar a posibles terroristas.
El jefe del departamento de lucha antiterrorista, general Yihad Al Yabery, reveló que los artificieros lograron desactivar la carga de una tonelada de explosivos que portaba un camión de gran tonelaje en el barrio Al Salehia.
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